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Complete / 1862 Words
by Equis 0:00 - 0:01:49

Soy Daniel Alarcón. Hoy en Radio, La Fuga del Cabildo.

Primero, les quiero presentar a alguien.

Eh... Los nombres que tuve fueron: Jimena, Sonia, Mabel, Marisa, Bertha, Ilda y ¿¿Liseta?? Claro, mi nombre, ¿¿Liseta??

La historia detrás de las múltiples identidades de Griselda comienza en Uruguay, a finales de los años sesenta. Griselda se unió al Movimiento de Liberación Nacional ¿¿Tupaamarus??, grupo de izquierda radical. Con el paso del tiempo, este grupo se convirtió en una guerrilla. Llegó un momento en que Griselda tuvo que escoger entre una vida normal y una vida clandestina. Uno de sus hijos, Leonel Martínez nos cuenta la historia.

En 1971, un mediodía de marzo, en una calle de las afueras de Montevideo, mi madre y un compañero salieron en busca de una camioneta para robar.

Mi madre había pasado de la protesta estudiantil universitaria a una militancia más comprometida. Tenía solo 23 años.

En ese momento... eh... el movimiento había resuelto que todos participáramos en algún tipo de acción militar. Entonces, ahí, me pasaron un arma.

Hasta ese momento mi madre se encargaba de hacer los contactos con futuros miembros de MLN. Era parte activa del equipo de sanidad. Estudiaba enfermería y por lo tanto su labor principal era curar a los compañeros heridos en enfrentamientos con la policía, con los militares. Pero este mediodía de marzo, su tarea era otra. Marcaría un cambio importante en su vida. Mi madre y su compañero debían robar un auto que luego sería utilizado en un secuestro.

by Equis 0:01:49 - 0:04:15

Nos acercamos a la camioneta, abrimos la puerta, nos sentamos al lado de él.

Es decir, al lado del hombre que conducía el auto.

El otro compañero se quedó en la ventana y ahí ??? este... le mostramos las armas y le dijimos que necesitábamos el vehículo, que se quedara tranquilo, que no iba a pasar nada, que íbamos a caminar con él durante un tiempo y que después se lo íbamos a devolver.

Pero no salió así. Un comerciante vio el asalto y llamó a la policía. En cuestión de horas, mi madre estaba en la comisaría siendo interrogada en una celda, negándolo todo. Pero no había nada que hacer ni manera de predecir cuánto tiempo se quedaría en la cárcel.

Lo que hacía... sí, era pegarnos, era... este... y hacernos tortura psicológica para tratar de manipularte. Eh... yo, mientras estaba en la celda, yo lo único que hacía era estar con los ojos cerrados y trataba de dormir, porque no comía ni tomaba agua ni nada. De ahí te sacaban para los interrogatorios, para los sopapos o para el piñazo o para lo que viniera, ¿verdad?, y después te tiraban de vuelta en la celda.

Mi madre tuvo suerte en cierto sentido. Un juez que era amigo de la familia ordenó su traslado a la cárcel de Cabildo. Ahí estaría más segura y tendría menos probabilidad de ser torturada. En esta cárcel estaba ya entre sus compañeras del MLN, separada de las presas comunes. El pabellón del MLN se mantenía limpio y organizado, con dos dormitorios grandes conectados por un pasillo largo. Tenían sus propios baños y las militantes organizaban talleres y estudiaban para pasar los días. Pero quizás lo más importante es que tenían contactos con los compañeros de afuera por parte de familiares que traían mensajes los días de visita.

El contacto se hacía por píldoras que llevaban adentro hojillas de armar cigarrillos escritas con una lapicera muy finita y se iban comunicando con los compañeros que estaban organizando la fuga desde afuera.

by Equis 0:04:15 - 0:06:21

Sí, la fuga. Un día dos de las dirigentes se acercaron a mi madre. Le contaron del plan. Le dijeron que no se sabía la fecha ni cómo sería exactamente. Pero...

"Queríamos saber si vos te vas o si querés pensarlo. Das después una respuesta." Y yo inmediatamente le dije que sí, que yo me iba. Y claro, después fue el pensar lo otro, o sea, qué significaba eso. Significaba, ahí sí, la clandestinidad cerrada, significaba...

Ahora lo cuenta de manera muy natural, como si fuera la decisión más simple pero participar en este intento de fuga, incluso si fuera un éxito, representaría un cambio de vida absoluto, sin marcha atrás: no ver más a sus padres, no volver al barrio, no retomar su trabajo, sus estudios, dejar de ser ¿¿Griselda?? Lograría salir de la cárcel, sí, pero lo que le estaba esperando afuera no era necesariamente la libertad. Era ¿¿lanzarse?? a una vida de tensión e intriga, una trayectoria que la llevaría, que nos llevaría al exilio. Pero todo esto vendría después. Primero había que salir del Cabildo y sólo había una ruta: por las cloacas de Montevideo.
.
A las cloacas, había que hacer un túnel. Entonces, cuando veíamos que las compañeras subían la radio y demás, entonces nosotros allí empezábamos a cantar, a... a reirnos, a hacer chistes, a jorobar y todo lo demás, a subir el ruido porque... este... pensábamos que de pronto estaba muy cerca y que estábamos tapando el ruido que se podía sentir del túnel, abajo, que estaban haciendo los compañeros.

Mi madre pasó unos cinco meses en la cárcel. Dos días antes de la fuga, mi abuela Victoria fue al Cabildo a visitar a mi madre y le trajo su guitarra.

by lazarus1907 0:06:21 - 0:08:06

Y yo ¿cómo… cómo le iba a decir que no quería la guitarra? Y no le podía decir nada. Entonces tenía que hacerme la que… ¡qué suerte, qué bien, qué bárbaro! Me trajiste la guitarra. ¡Bien por vos!, ¿viste? Y por otro lado decía "Pucha, se la voy a dejar a los milicos.". Este… Entonces yo miraba a la guitarra con un cariño… ¡Pero bueno! Este… era la historia, ¿no? Es decir…
¿Y al final siguió allí?
Al final se quedó allí: la guitarra y mis libros de Mafalda.
Ese mismo día de visita las compañeras dirigentes del MLN recibieron noticia del día y la hora de la fuga. Se enteraron a través de mensajes en clave, notas que se referían a palabras sueltas en un libro de don Quijote.
Ponían con números la hoja, el renglón, la palabra, y uniendo todo eso… pues llegabas a… la comunicación, ¿no? Entonces ahí, este… era… la fuga era el 31 de julio de noche.
Bueno, nos dicen las compañeras que… este… hay que armarlo… los muñecos… con la ropa para armarlo [??] en la cama, que tenemos que ponernos zapatos acordonados, porque para… para poder... este… caminar y correr en las cloacas, que tenemos que ponernos un pantalón, una pollera… este… todas –digamos– arremangadas en la cintura con un cinturón y un pañuelo blanco, y un gorro.

by lazarus1907 0:08:06 - 0:09:40

Y bueno: llegó esa noche, y como a las 10 de la noche, más o menos, empezamos a prep… como a prepararnos mentalmente.
Y poco después el hueco en uno de los dormitorios.
Ahí sentíamos que había gente que se movía, que había movimientos, que "habían" chistidos, que "habían", este… susurros, ¿verdad? Entonces, de pronto, yo veo que Jesi (??) estaba en el canto de la puerta, del corredor, donde nosotros teníamos que ir para ir al otro cuarto… con un arma. Con lo cual confirmó que ya las compañeras estaban saliendo. En ese momento los militares abren la mirilla, que tenían… donde miran… el… ellos miraban la pieza, ¿verdad?
Bueno, ahí nos quedamos todos congelados, digamos, ¿no? Porque, es decir, por suerte Jesi(??) quedó a… en el corredor, y nos quedamos todas así, en suspenso. Porque dijimos acá… Yo lo pensé: estos tipos se dieron cuenta. Nosotros ya tenemos las armas acá, ya hay compañeras en el túnel. ¡Acá se arma!

by lazarus1907 0:09:40 - 0:11:07

Pero, inesperadamente, el militar se da [la] vuelta, y se aleja por el pasillo. Pasa el susto. Y ahora mi madre y sus compañeras vuelven al plan.
Cuando llegamos al otro cuarto lo primero que vemos es el boquete. En el piso, y nos tiramos pa[ra] abajo. Yo, ya viendo visto el milico que se iba, lo único que quería era salir de ahí.
El boquete, el hueco… lleva a un túnel, y de ahí…
Cuando llegamos al final de ese túnel, que serían… no sé, unos metros. No… no era… no era ni media cuadra, sería una cosa así. Teníamos que darnos vuelta y, de cola, tirarnos para abajo, a la cloaca. Y ahí… ahí la cloaca tendría un metro treinta, porque teníamos que ir agachadas. Entonces ahí íbamos agachadas y así tuvimos que hacer unas 12 cuadras, más o menos.
Los compañeros nos esperaban en la cloaca. Y ahí nos dijeron "¡Vamos, ***, vamos, vamos arriba!". Y salimos como cohetes.
Por la cloaca, llena de barro, resbaladiza, con un poderoso olor a humedad, una tras otra, las reclusas del Cabildo se escapaban. Los compañeros habían conectado otro túnel que daba a una casa del MLN.

by Equis 0:11:07 - 0:11:45

Estábamos todas así, con la adrenalina ¿¿al mango?? y riéndonos... y contentas, ¿viste?, nos abrazábamos.

Pero no era momento para celebrar: el MLN había preparado una muda de ropa y botas para cada compañera fugada. Las sacaban en pequeños grupos a diferentes lugares de Montevideo, lejos de la cárcel, lugares más seguros. Mi madre salió con una compañera más.

??? estaba lloviendo, y tuvimos que caminar así, mirando para abajo, con unas terribles ganas de mirar pa' arriba y ver las casas y los árboles y todo lo demás, pero no podíamos, porque si no íbamos a saber dónde estábamos y no podíamos saber dónde estábamos.

Cruzaron un Montevideo desolado, vacío, dormido, tiradas en el piso de un coche, no se hablaban.

Y (de) ahí nos llevaron hasta la casa donde íbamos a estar. Y eso sería después de la medianoche. Como a las dos, tres de la mañana llegamos ahí, a la casa, donde HABÍA algunos compañeros. Estaba el tio Quique, ¿¿el chino?? Y... este... nos estaban esperando con el mate, pronto, y... tomando mate prendimos el informativo a las seis de la mañana, y estaban dando en las noticias, la fuga. Y ya hacía tres horas que estábamos desayunando, tomando café, tomando mate y conversando con los compañeros ahí.

by lazarus1907 0:11:45 - 0:14:20

Fue el 30 de julio de 1971. El escape se llamó "Operación Estrella". Estamos una de las cloacas por donde caminaron hasta llegar al túnel que les permitiría salir a la superficie y recuperar la libertad. Esta fue la segunda…
La mejor acción del MLN mejor coordinada fue la fuga de… de la Estrella.
¿Qué pasaste a hacer?
Soña. [Soñá??]
Mi madre tendría decenas de identidades falsas a lo largo de la siguiente década. No recuperaría su verdadero nombre, Griselda, hasta llegar a Suecia, como refugiada política en junio de 1976. Ahí crecí yo, hasta que volvimos a Uruguay, cuando se restauró la democracia en el 85. De todas las militantes que se fugaron aquella noche. Solo mi madre y una compañera suya se salvaron de regresar a la cárcel. De vez en cuando se encuentra con algún compañero de aquella época, y algunos todavía le dicen Sonia.
Lionel Martínez es periodista "freelance" y vive en Montevideo, Uruguay. Esta historia fue editada por Camila Segura y por mí, Daniel Alarcón, y producida por Martina Castro. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Para escuchar más visita nuestra página Web: radioambulante.org.

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