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Bienvenidos al primer episodio de la tercera temporada de Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Ese año les traeremos historias de Puerto Rico, México, Venezuela, Perú, Argentina, República Dominicana, Cuba y otros más. Pero hoy comenzamos en Chile.
Nosotros con unos compañeros habíamos hablado y... ¿qué íbamos a hacer para la licenciatura?, porque no… o sea, habíamos estado 6 años criticando el Instituto Nacional, criticando su chovinismo, su ideología como fascistoides, de que somos lo mejores, los demás nos sirven… qué la patria… Entonces, no… no nos vamos a ir del colegio así como si nada.
Ese es Benjamín González, chileno, claro, de 18 años. Hasta hace poco fue estudiante en el Instituto Nacional, uno de esos colegios prestigiosos y tradicionales que existen en todos nuestros países. Un colegio modelo, emblemático; entran niños talentosos y salen hombres disciplinados. Según la mitología, los futuros líderes de Chile.
Entonces la idea, personalmente, en mí siempre estuvo siempre de hacer algo. Pero como se dio esto del discurso, de mande un discurso, como que… Los otros se aliviaron para que pasara (????)
Hoy en Radio Ambulante el estudiante rebelde, la historia de Benjamín González, un alumno que se atrevió a criticar el colegio más tradicional del país en su discurso de graduación. Desde Santiago de Chile, Celia Viñas nos cuenta:
El Instituto Nacional es un colegio de hombres que se fundó hace 200 años. De ahí han salido diputados, senadores, premios nacionales de literatura y de ciencias, y 18 presidentes de Chile. El edificio está enclavado en el centro de Santiago, a pocas cuadras del palacio del Gobierno. Así lo describe benjamín:
El Instituto Nacional se fundó recopilando todos los colegios que existían antes en la colonia para generar un colegio como… como mismo dice el emblema, que dé futuros ciudadanos, que dé hombres que le sirven a la patria, que le dé hombre de ciencia, hombres de letra. Yo creo que, sin nada de "exhibismo", se podría decir que es el colegio más importante de Chile.

Yo escuché por primera vez acerca del Instituto Nacional hace 10 años, cuando conocí a un par de "institutanos", como se les llama a los alumnos de ahí, que se acaban de graduar.
Este es Daniel, uno de sus alumnos que conocí en el 2003 y con quien después empecé a salir.
Para mí el Instituto Nacional era una de las mayores fuentes de validación personal que yo tenía. Entonces, claro, yo te conocí a ti, y yo era Daniel Yáñez, del Instituto Nacional… De hecho, me acuerdo de que siendo novios recién, recién… una de las primeras cosas que hicimos al salir fue yo ir a mostrarte el Instituto Nacional. O sea, no yo creo que no hay nada más "freak", nada extraño de que una persona, al salir con su novia, una de las primeras cosas que haga es decirle "Oye, vamos al centro, que ahí está mi colegio y espectacular".
Para mí todo era muy extraño. Yo estaba en un colegio completamente diferente: el mío era privado y mixto. Era imposible no sentir curiosidad sobre cómo en asistir a un colegio como el Instituto Nacional. ¿Qué tan exigente era en realidad, y… ¿no era raro estar en un colegio con solo hombres? Algunos años después me casé con Daniel. Conocí a otros de sus compañeros, y seguí escuchando cosas casi siempre positivas sobre el Instituto Nacional, hasta diciembre del 2012, cuando en Facebook, en la radio y los noticieros se empezó a hablar sobre un "institutano" rebelde.
Para muchos el nombre del Benjamín González no decía nada, hasta hace unos días, cuando en un discurso de fin de año realizado en el emblemático Instituto Nacional comenzó a dar vueltas por las redes sociales y en el cual, este alumno de cuarto…
Varios meses después de que diera su polémico discurso, conversé con Benjamín. Empezó contándome cómo llegó al Instituto Nacional.
Yo no… no recuerdo el momento claro en que dije… yo… yo… quiero estar en el Instituto Nacional. Siempre lo di por hecho, porque yo no ten… mi familia, más bien, no tenía el dinero para pagar una ocasión particular, y en el colegio que yo estaba no… no tenía buena enseñanza media, era bueno solo hasta cierto nivel. Entonces, siempre di por asumido que si yo quería llegar a la universidad, tenía que llegar al Instituto Nacional.

Yo escuché por primera vez acerca del Instituto Nacional hace diez años, cuando conocí a un par de institutanos, como se les llama a los alumnos de allí, que se acababan de graduar. Este es Daniel, uno de esos alumnos que conocí en el 2003 y con quien después empecé a salir.

Para mí el IN era una de las mayores fuentes de validación personal que yo tenía. Entonces, claro, yo te conocí a ti y yo era Daniel ??? del IN. De hecho, me acuerdo de que, siendo novios, recién, recién, una de las primeras cosas que hicimos al salir, fue, yo, ir a mostrarte el IN. O sea, yo creo que no hay nada más freak, nada (más) extraño *de* que una persona, al salir con su novia, una de las primeras cosas que haga es decirle: "Oye, vamos al centro, que allí está mi colegio y es espectacular."

Para mí todo esto era muy extraño. Yo estaba en un colegio completamente diferente. El mío era privado y mixto. Era imposible no sentir curiosidad sobre cómo era asistir a un colegio como el IN. ¿Qué tan exigente era en realidad y no era raro estar en un colegio con sólo hombres?

Algunos años después me casé con Daniel, conocí a otros de sus compañeros y seguí escuchando cosas casi siempre positivas sobre el IN. Hasta diciembre de 2012, cuando en Facebook, en la radio y en los noticieros se empezó a hablar sobre un institutano rebelde.

Para muchos el nombre de Benjamín González no decía nada hasta hace unos días, cuando *en* un discurso de fin de año, realizado en el emblemático IN, comenzó a dar vueltas por las redes sociales, y en el cual este alumno de cuarto medio... (fade out)

Varios meses después de que diera su polémico discurso, conversé con Benjamín. Empezó contándome cómo llegó al IN.

Yo no recuerdo el momento claro en que dije: "Yo, yo debo estar en el IN." Siempre lo di por hecho porque yo no... mi familia, más bien, no tenía el dinero para pagar una educación particular. Y en el colegio que yo estaba... no tenía buena enseñanza media. Era buena, hasta cierto nivel. Entonces, siempre di por asumido que si yo quería ir a la universidad tenía que ir al IN.

Pero entrar al IN no es fácil. No importa si el alumno es rico, pobre o de clase media. Al IN llegan a los doce años y para entrar tienen que pasar un examen, muy exigente, de admisión. Pero ahí solo comienza la travesía. Adaptarse a un colegio como el IN puede ser aún más complicado.

Me acuerdo DEL primer día en el IN porque... este colegio está cargado de mucha mística, como yo decía en el discurso.

Eh,,, éramos un grupo inmenso de jóvenes, unos setecientos. Nos formaron a todos en fila, con nuestros vestones, nuestras chaquetas de color azul marino, con nuestros zap... zapatos lustrados

todos peinaditos para el lado, mirando de reojo al compañero, quién era el más alto, el más flaco.

Entonces nos forman, cantan el himno del IN, que suena tan viejo como el himno de Chile. ¿¿De ahí?? hay todo un ambiente muy, como de... no sé, de solemnidad republicana, que era divertido, era como que te estaba ahí metiendo un poco en la historia de Chile.

Cuando yo entré al, al IN, me, me dicen abiertamente: "Ustede(s) están aquí para ser los mejores, Ustedes están aquí para ser los futuros líderes de la patria." Con esas palabras, yo... nos, nos delinean prácticamente el, el... la, la ¿¿normalidad?? que ellos quieren: buena prueba de selección, buena carrera, tradiciona si es posible, buen trabajo, "yo soy hijo del IN."

En su último año en el IN, Benjamín fue elegido como presidente de su curso. Durante el año tuvieron varias reuniones de coordinación con las autoridades del colegio para planear la graduación.

...primeros días de diciembre a mí me llega un mail diciendo que todos los años de la licenciatura un alumno de la generación, sin representar a nadie, tiene la posibilidad de dar un discurso, y yo como era un alumno del IN, tenía la posibilidad de hacerlo, lo mandé.

El discurso que mandó era conservador, convencional, el discurso que todos esperarían de un joven institutano.

Escribí que el IN era el mejor colegio de Chile, que este colegio tiene que enfocar su labor en la ?? la patria, que el IN tiene que tener una labor republicana, de la integración. Lo alabé y me lo eligieron.

Pero este no era el único discurso que Benjamín había escrito y no era el que tenía planeado leer. Escribió otro, uno más atrevido, más honesto quizás. Pero además, el día de la ceremonia de graduación, nadie sabía que Benjamín iba a dar un discurso, ni el conservador ni el polémico. Así recuerda ese día:

El, el que estaba presentando, un profesor que estaba presentando dice: "Bueno, ¿¿hoy le tenemos?? una sorpresa. Un alumno de la generación dará un discurso, un... bla, bla, bla. Lo(s) dejamos a ustedes con Benjamín González. Entonces todo mi curso me queda mirando, porque yo estaba sentado en el público, y nadie, absolutamente nadie sabía que yo iba a dar un discurso. Ni bueno ni malo. Nadie sabía. Entonces, como que miran todos y yo... "ya... pero..." me ¿¿dicen?? Sacó la... la carpeta con la que venía y camino hacia el escenario, ¿¿pues?? Y se escucharon aplausos ??? como buena ??, ¿qué sé yo?

Los primeros párrafos de ambos discursos, del conservador y del polémico, eran iguales. "Buenos días, estimado rector...", etc., etc. Pero...

Llega un punto en el que yo digo: "Eh... Sin embargo, antes de seguir, me gustaría pedir perdón, perdón a quienes me dieron la posibilidad del discurso, porque el que hoy día voy a leer es distinto." Y *de* ahí... que... en silencio el teatro. Y bueno, después yo leí lo que tenía. Yo me acuerdo DE que ?? impreso con letras super grandes por lo mismo, porque yo sabía que me iba a poner súper nervioso. Yo me acuerdo DE que yo leía, leía, leía, de repente se ponían a pifear. [Abucheos] "?? se fue a la mierda esto." Paraba, tomaba agua, escuchaba que ya podía seguir leyendo y leía, leía, leía, leía. Aplaudían un poco. Paraba, tomaba agua, leía, leía, leía. Terminé. "Muchas gracias." Me fui a sentar.

Yo no... no tengo recuerdo muy claro de qué hacía, a quién miraba. Yo, yo solamente me acuerdo DE que estaba ¿¿el rector?? al frente *mío* y las luces que me apuntaban a mí. Entonces, yo no veía al público. Solamente escuchaba las pifias y al rector, veía.

No es difícil entender por qué pifearon a Benjamín. En Youtube hay un par de videos del discurso. El sonido no es muy bueno pero lo que sí se escucha es la reacción del público.

Durante el discurso, por los temas que yo tocaba, o sea... estuvo súper polarizado, estuvo... yo diría que sesenta por ciento en contra, cuarenta a favor. Me acuerdo de que arriba, arriba había una señora que me gritaba comunista. Que me gritaba siempre, a cada rato, "comunista, no es el momento", que ¿qué me creía?

Es un discurso Benjamín *** recorrido histórico por lo que llama la historia no contada del Instituto Nacional. Cito parte de lo que dice: Entre 18 presidentes de Chile no son pocos los que te las manos manchadas con sangre de este pueblo. A modo de ejemplo, institutano fue Pedro Montt Montt, presidente de Chile que dio la orden de asesinar a 3500 salitreros en el Norte Grande, conocida actualmente como la mayor matanza en la historia de nuestro país, después de los 17 años de dictadura, claro. Fin de la cita.
Después nombra otras atrocidades que cometieron algunos de los 18 presidentes chilenos que asistieron al Instituto Nacional, pero dice que uno de los problemas principales del colegio es su ideología, su pretensión de superioridad. Se acuerda mucho, por ejemplo, de una frase que escuchó en séptimo básico de la boca de un profesor: “errar es humano, pero no institutano”. Cito de nuevo el discurso: Sin tener estudios algunos de pedagogía y pretender hacer un análisis psicológico de la educación, me parece que la pregunta cae de cajón: ¿A qué clase de profesor se le puede pasar por la cabeza decirle eso a niños de 12 años? ¿Por qué intentar separar el institutano del humano común y corriente? ¿Tan inteligente somos? Fin de la cita.
Benjamín dice que frases como estas que forman el carácter general del institutano, un carácter que él describe como petulante soberbio chovinista y exitista. Pero además Benjamín denuncia que ciertos profesores discriminan abiertamente, que son homofóbicos y racistas. y que les dicen cosas como “Asuman sus consecuencias como machitos” o “Dejen la población en la casa”, una forma despectiva y clasista de decirles a los alumnos de bajos recursos que en el Instituto Nacional tienen que comportarse diferente a lo que están acostumbrados en sus barrios pobres
Benjamín da otro ejemplo de la actitud que tienen algunos profesores. Cito el discurso: Hasta hace solo un par de años era común ver a un respetado y sacralizado profesores de este colegio echando alumnos de la sala por negro, o suspendiendo aleatoriamente. Hacía formarse a un curso decía: “un dos tres, suspendido. Un dos tres, suspendido”, solo para demostrar su hipotético poder en este colegio. Cierro comillas. Con todo lo que vivió y presenció allí Benjamín dice que no puede sentirse orgulloso de portar la insignia del Instituto Nacional.

Es un discurso duro, crítico. Pero Benjamín también rescata ciertos aspectos de su educación. Agradece a varios profesores y a personal del colegio que lo marcaron positivamente.
“Hay muchos pasajes son mensajes para ciertos profesores. Por ejemplo, hay una cita de los fabulosos Cadillacs, hay una cita de Pedro Lemebel (un escritor chileno).O sea, la forma en que escribí el discurso es supercaracterística. No está escrito así, aleatoriamente. Incluso much… muchos profesores me decían “Oye, me copiaste esa parte a mí”, “Esa parte es de cierto libro”, “Esa parte es de cierta película”. Entonces el discurso traía mensaje como… como encriptado, por decirlo así. Terminó de dar su discurso ante más de unas 2000 personas, y después de los aplausos nadie se volvió a sentar.
Creo que venía como [en] un video que iban a mostrar, pero se acabó, no. Porque entre que discutían entre ellos, discutían conmigo… se formó un diálogo en general.
Pero [con] quien no tuvo que discutir ni dar explicaciones fue con sus padres, quienes lo apollaron desde el momento que se bajó del escenario y después, con todo lo que vino.
Unos días después CNN chile entrevistó al que era, en ese momento, el rector del Instituto Nacional, Jorge Toro.
Fue un discurso dicho en el lugar no apropiado; dividió a la audiencia, que estaba en una ceremonia de despedida de los alumnos de cuarto. Dividió porque unos aplaudieron, otros pifiaron… Si esta denuncia era tan fuerte, ¿cómo esperar el momento de irse? Cuando yo me estoy despidiendo ¡dejo toda la denuncia y me voy!
El discurso completo lo pueden encontrar fácilmente en Internet. El texto y el video se filtraron casi tan rápido como Benjamín fue contactado por periodistas de diarios, de radio y de televisión. Un diario lo entrevistó justo después de la ceremonia.
Un compañero me dice: “¡Oye, me están llamando del Lun!”, de La Última Noticia, un diario chileno, porque quieren entrevistarte por el discurso. ¡Aaay!, ya dije. Yo no… no, no quiero, dije, porque no… Y un amigo dijo dice ¡Yaaa… anda igual *** de este minuto y fama! “Ya, vamos”, dije yo.
A la mañana siguiente lo despertaron unos amigos. Habían estado de fiesta toda la noche y de madrugada pasaron por un kiosco de diarios. Ahí estaba Benjamín, en portada.

Eso fue solo el comienzo. Benjamín dice que él no buscaba hacerse famoso con su discurso y que nunca se imaginó que causaría tanta atención mediática. Lo contactaron de la mayoría de los canales de televisión abierta chileno, del diario El Mercurio, de la BBC, de CNN Chile…
Justamente Benjamín González está cono nosotros en CNN Prime. Benjamín, muchas gracias por acompañarnos.
Muchas gracias.
A ver, lo primero que te quería preguntar…
Y claro, también lo contactaron muchos compañeros y exalumnos del Instituto Nacional.
Por Twitter me contactaron dos profesores, que eran… Bueno, ellos me dijeron que habían llorado leyendo mi discurso. Otro… otro… otro alumno, otros compañeros me decían que habían sacad… se le había sacado como una espina del corazón. También habi… hubo muchas personas que me dijeron “Oye, yo salí del Instituto Nacional y ¿qué te creí(??)? No tienes ningún derecho a hacerle eso al colegio, que soy un mal agradecido…
En mi casa el discurso de Benjamín tampoco pasó desapercibido. Benjamín mostró un lado del Instituto Nacional del que no me habían hablado. ¿Por qué Daniel nunca me había mencionado esas cosas negativas? Así que le pregunté, cómo exalumno, qué pensaba del discurso de Benjamín. Daniel me dijo que no está de acuerdo con todo, porque él no vio algunas cosas que describe Benjamín, y aunque para su gusto Benjamín dejó de lado cosas muy positivas del colegio, dijo que sí está de acuerdo con el espíritu del discurso. Además, según Daniel, por años, en las graduaciones del Instituto Nacional los estudiantes, los padres, los profesores y las autoridades del colegio han estado escuchando lo que quieren oír, así que en él cree que el discurso de Benjamín era necesario.
Me saco el sombrero, porque en realidad el haber hecho así, y haberle hecho contra el mismo instituto, en cierta forma, requiere de de una claridad de mente una valentía tremenda. ¡Es irónico!, pero al final lo que él hizo es fruto de lo que uno aprende en la experiencia del Instituto Nacional. Yo no sé si él se dio cuenta de eso, pero el que él haya sido capaz de hacer algo así guarda directa relación con lo que uno aprende y absorbe en el Instituto Nacional, que es que uno tiene poder.
Benjamín me cuenta, meses después, que no se arrepiente.
*** ser súperclaro y enfático. No me arrepiento ni en la forma que hay en el discurso, ni en el fondo del discurso.
Ahora Benjamín está estudiando derecho en la Universidad de Chile. Me cuenta que el discurso marcó los primeros meses en la universidad, porque donde iban le decían “¡Aah, tú eres el del discurso!” Pero dice que también marcó una etapa en su vida que él considera enriquecedora.
Yo dije en el discurso: yo aquí no busco representar absolutamente a nadie, ni a mi familia, ni a mis compañeros, ni a mis amigos. Tampoco buscaba ser… ser un mártir, ni inmolarme frete al… frente al Instituto Nacional. Claro, tuvo cierta… ciertas repercusiones; muchos compañeros y muchos compañeros me encontraron la razón.

Desde que conocí a Daniel supe que el Instituto Nacional era importante para él, pero no fue hasta que pensamos en tener hijos que me di cuenta [de] que este liceo emblemático podría jugar un papel protagónico en mi vida también. ¿Qué pasa si tenemos un niño? Benjamín lo dijo. ¿Recuerdan?
Nos **lían prácticamente el… el… la normaría qué ellos quieren: buena prueba de selección, buena carrera… tradicional si es posible… buen trabajo, hijos… Y eso dijo el Instituto Nacional.
Esos hijos al Instituto Nacional. Con Daniel ya habíamos hablado, siempre un poco en broma, yo no muy convencida y él bastante ambiguo. ¡Total!, todavía no teníamos un niño y quizás nunca lo tendríamos. Pero unos días antes de que Benjamín rompiera todo protocolo en su graduación, nació nuestro hijo Santiago, un institutano en potencia, según lo que dicta la tradición del Instituto Nacional. Y a pesar de la locura de tener un recién nacido en casa, el discurso de Benjamín me hizo volverme preguntar: y mi hijo, ¿va ir al Instituto Nacional? Y si va, ¿a qué colegio iría? ¿Al que me describía mi marido cuando éramos novios caminando de la mano por las calles del centro, o al colegio que describió Benjamín en su discurso?
Que vibre compañeros el himno institutano el canto del más grande colegio nacional, y surge el buen pasado con ritmo soberano en sus robustas notas de música triunfal.
Esta historia fue investigada y producida por Silvia Viñas y editada por Camila Segura y por mí, Daniel Alarcón. Silvia es la editora de América Latina para Global Voices Online, y editora y productora para Radio Ambulante. Vive en Santiago de Chile. Gracias a la universidad Diego Portales y al programa Snap Judgement por prestarnos sus estudios. Radio Ambulante cuenta la historia de América Latina. Para escuchar más visita nuestra página web: radioambularte.org.
…Arriba institutanos, nuestro colegio es cuna de todo cuanto llaman chilena ilustración, pues cupo al instituto la espléndida fortuna de ser el primer foco de luz de la nación.