-A ver, Marzo de mil quinientos once. Los Dominicos congregaron a todos los ricos y a los poderosos de la isla de Santo Domingo para que escuchen el sermón. Ehhh... Bartolomé está por ahí, sentado.
-¿Aquí?
-Sí,exacto, por aquí. Él es uno más de ellos que todavía tiene indios y tierras en este momento, ¿Ok?...¿sí?... Entonces... Sí, tú detrás, ahí. Escuchamos el himno en latín, termina, una pausita, intercambias una mirada con Bartolomé... y comenzamos.
[Starts at 00:50]
-Los fariseos mandaron a alguien a preguntarle a San Juan Bautista quién era, y éste replicó "soy una voz que clama en medio del desierto".
Los indios están extrayendo el oro con el que construimos nuestras ciudades, incluso nuestras iglesias. Un oro que sirve para financiar nuestras conquistas en lugares remotos y hace girar la inmensa rueda del comercio. ¡A todos nos alcanza el sudor de los indios y, a los que más, a su majestad y a sus obispos!. Como sacerdote que soy, me debo a los mandamientos del Evangelio y el primero de ellos es predicar la verdad. ¡Yo soy la voz de Cristo en el desierto de esta isla y estáis en pecado mortal!.
-¿Pero qué está diciendo? ¡Ese hombre se ha vuelto loco!.
-¡Vivís en pecado y en él morís! ¿Por qué? Por la crueldad y por la tiranía que usáis con esta gente inocente. Decidme, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios que vivían pacíficamente en sus tierras?.
-¡Esto es indignante!
-¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes? ¿Con qué derecho les tenéis así de oprimidos, así de exhaustos y de hambrientos? ¡Se están muriendo por vuestra culpa!, o mejor dicho: ¡Les matáis!.
-¡Qué vergüenza, esto es intolerable!.
-¿Cómo podéis estar tan dormidos? ¿cómo podéis estar tan hundidos en ese sueño letárgico?. Mirad a los indios a los ojos, ¿acaso no son hombres?, ¿no tienen almas racionales?, ¿acaso no estáis obligados a amarles como a vosotros mismos?.
-¿Quién demonios os creéis?. Vuestro sermón de hoy ha puesto en cuestión mi autoridad y la del rey. Vos sabéis bien que las concesiones de los indios están bajo la ley. ¡Exijo una retractación oficial, padre Montesinos!.
-La verdad tiene a muchos en su contra. La mentira, muchos a su favor.
-¡Esto es una ofensa capital!, ¡colgadle!, ¡traidor!, ¡que le quemen!.
¡Montesinos, vuélvete a España antes de que te cortemos la lengua!.
[Ends at 03:12]
-Muy bien.
-O sea, ¿esto tiene que ir a saco no?.
-Sí sí... sí sí... no... él nunca se retractó, no, no no... El siguiente sábado él soltó el mismo sermón y así. Así él siguió denunciando durante años hasta que lo mataron.
-En Venezuela.
-Sí, él fue la primera voz de la conciencia para todo un imperio. Así, desde una iglesita como ésta.