slow speed please
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Cierto día, mientras Saltarín el payaso estaba practicando su número sobre la cuerda floja, llegó al circo un gran cazador que llevaba sujeto con una cuerda a un elefante pequeño.
--Capturé este elefante en Africa--- dijo el gran cazador al Director de Pista---. ¿No quiere usted comprármelo?
--Sí, me lo quedaré—contestó el Director de Pista---. Ahora no tengo ningún elefante pequeño en mi circo. Le llamaré Jumbo.
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Jumbo resultó ser un elefantito muy triste. Se pasaba todo el día sentado en el césped, distraído, mirando al cielo.
--Tenemos que darle ánimos ---- se dijeron unos a otros los monos del circo---. ¿Por qué no hacemos algunos números? Así le haremos reír.
Pero cuando Jumbo vio las piruetas que hacían los monos, se echo a llorar.
--¡Pero, qué raro! – ladraron los perros del ciro--. Tendria que estar riéndose en vez de llorar.
--No es nada raro --- dijo Saltarín, quien había estado mirando por la ventana de su caravana---. Jumbo está añorado y los monos lo empeoran todo porque le recuerdan la selva donde están sus papás.