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emilyemily
279 Words / 1 Recordings / 0 Comments
Note to recorder:

Sorry, it's a bit long. But I hope the story is interesting enough for you to read it whole.

Please read in natural speed and just like telling kids a story, thanks!

Hace mucho tiempo en el amplio Polo Norte de la Tierra que había un faro de oro a tal altura que alcanzaba las nubes. Su lustre estaba destacado tanto que se podía ver incluso desde el Polo Sur. En el faro vivía una obsevadora prestigiosa muy vieja que nadie sabía su edad. Ella tenía veinte pies de altura. Sus ojos eran tan grande como un par de espejos. Desde el principio mismo de la existencia del faro ella había guiado botes incontables en su navegar. Esta situación había sido bien mantenido hasta que un día la observadora enformó gravemente porque de repente no quiso comer nada. No pudo cumplir su responsibilidad nunca más. Los botes estuvieron en peligro. Por lo tanto los habitantes del Polo Norte se reunieron para elaborar todos alimentos que comeiera y los presentaron a la observadora. Pero todavía no quiso comerlos. Los habitantes estuvieron muy preocuparse. Por entonces, una viejícima ballena dijo que una mazana de hielo crecido en el manto central que podía curar la observadora. Pero para encontrarla tenía que superar muchos dificultades tales como tolerar el increíble calor y vencer al dragón de fuego que estaba muy feroz. Ninguno de los habitantes se atrevieron a buscarla excepto una pequeñita rana roja que tenía el tamaño de un grano de arroz. De inmediato la rana roja se puso hacia el manto. Día tras día los habitantes esperaron a la rana pero no la vieron. Diez años después, finalmente en una noche, la rana volvió con la manzana. La observadora comió la manzana reparadora. Tras un buen descanso, ella se recuperó y volvió a trabajar normalmente. Toda la gente estaba muy aliviada y feliz.

Recordings

  • Una observadora y una rana ( recorded by felixanta ), Castellano

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    Hace mucho tiempo en el amplio Polo Norte de la Tierra había un faro de oro a tal altura que alcanzaba las nubes. Su lustre destacaba tanto que se podía ver incluso desde el Polo Sur. En el faro vivía una observadora prestigiosa muy vieja cuya edad nadie sabía. Ella tenía veinte pies de altura. Sus ojos eran tan grandes como un par de espejos. Desde el principio mismo de la existencia del faro ella había guiado botes incontables en su navegar. Esta situación había sido bien mantenida hasta que un día la observadora enfermó gravemente porque de repente no quiso comer nada. No pudo cumplir su responsibilidad nunca más. Los botes estuvieron en peligro. Por lo tanto los habitantes del Polo Norte se reunieron para elaborar todos alimentos que comiera y los presentaron a la observadora. Pero aun así no quiso comerlos. Los habitantes se preocuparon mucho. Por entonces, una viejísima ballena dijo que una manzana de hielo crecido en el manto central podía curar a la observadora. Pero para encontrarla tenía que superar muchas dificultades, tales como tolerar el increíble calor y vencer al dragón de fuego que era muy feroz. Ninguno de los habitantes se atrevió a buscarla excepto una pequeñita rana roja que tenía el tamaño de un grano de arroz. De inmediato la rana roja se encaminó hacia el manto. Día tras día los habitantes esperaron a la rana pero no la vieron. Diez años después, finalmente en una noche, la rana volvió con la manzana. La observadora comió la manzana reparadora. Tras un buen descanso, ella se recuperó y volvió a trabajar normalmente. Toda la gente estaba muy aliviada y feliz.

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