Pili: No mires, Pepa, pero acaba de entrar el tío más odioso del planeta...
Pepa: ¡Ah!, ya sé quién dices, ése de la camisa naranja. Tienes toda la razón, es un pesado. Yo tampoco lo aguanto.
Pili: ¡No lo mires! Si se acerca a nuestra mesa, me voy a poner mala. De verdad, a ese tío no lo soporto.
Pepa: A mí también me cae fatal.
Además, es un cotilla de mucho cuidado. Es de los que ponen a parir a la gente a sus espaldas.
Pili: ¿Ah sí? Pues eso es otra cosa que me saca de quicio. Pero, ¡si no hay quien aguante a ese petardo! Y encima es un arrogante.
Pepa: Es verdad, Pili, es un ser totalmente repugnante. Y su sonrisa no me gusta nada tampoco. Es más falsa que el color de tu pelo.
Pili: Oye, guapa, no te metas con mi nuevo “look”, que me ha costado un ojo de la cara.
Pepa: Tranquila, sólo era un decir.
Anda, termina tu cerveza rápido, que vamos a escaparnos antes de que nos vea ese imbécil.
Pili: Ya nos ha visto. ¡Se nos está acercando! ¡Dios mío, Pepa, me voy a poner enferma de verdad! Venga, paga al camarero y vámonos corriendo...