LA SUPERVIVENCIA DEL MÁS FUERTE
El soldado miró a nuestro alrededor para asegurarse de que realmente estábamos solos y que nadie nos escuchaba.
-Debemos prepararnos para lo peor – me dijo en voz baja-.
Tenemos que luchar juntos… -Sí, estoy de acuerdo, ¿pero qué podemos hacer? -En primer lugar, debemos trabajar en equipo.
Quiero que conozcas mi plan.
-¿Tienes un plan? -Por supuesto –dijo-.
Sé que hay algunos sobrevivientes entre las ruinas de la ciudad.
Mi plan consiste en buscar a los más fuertes.
Lamentablemente, poco podemos hacer por los más débiles.
Me refiero a los enfermos, la gente acostumbrada a no trabajar, los holgazanes y los cobardes… -¿Qué crees que suceda con ellos? -La mayoría morirá, será capturada o se rendirá ante el enemigo.
No olvides que estamos en guerra y que sólo los fuertes como nosotros sobreviviremos.
Seguramente, después de unos días pasando hambre, numerosas personas débiles se entregarán voluntariamente o se dejarán capturar sin oponer resistencia.
Y estarán contentos en su cautiverio, ya que tendrán alojamiento y comida asegurados.
-Me duele creer que así sea.
-Eso no es todo.
También es posible que los marcianos entrenen a numerosos prisioneros para que nos persigan.
-¡Eso no! –exclamé indignado.
-¡Así es la naturaleza del ser humano! –dijo el soldado levantando la voz-.
¡Siempre hay personas dispuestas a venderse a cualquier precio! Me quedé callado.
Pensé en las palabras del soldado.
Él tenía razón.
Seguramente en poco tiempo muchos prisioneros estarían dispuestos a venderse con tal de seguir viviendo.
-Sígueme hablando sobre tu plan –le dije.
-Mi plan es sobrevivir sin que los marcianos se den cuenta.
Si vivimos bajo tierra, en las cloacas de Londres, nunca nos conseguirán… -¿En las cloacas? –pregunté-.
¿No te parece asqueroso? -No del todo.
Como ya nadie vive en la ciudad las cloacas pronto estarán limpias.
Las lluvias se encargarán de limpiarlas.
Los conductos principales son suficientemente amplios para escondernos cómodamente.
-Tienes razón.
También están los túneles del metro y algunos depósitos subterráneos –dije con entusiasmo.
-¡Claro! Mi plan consiste en ocultarnos bajo tierra, con otros sobrevivientes, y formar una comunidad independiente –continuó diciendo el soldado-.
Sólo admitiremos a hombres y mujeres fuertes y valientes.
¡Con ellos formaremos nuestro propio ejército! Y con el tiempo, aprenderemos todo lo necesario sobre los marcianos para destruirlos… ¡Unidos venceremos! Realmente parecía un buen plan.
Impactado por la determinación y confianza de aquel soldado, en ese momento decidí darle todo mi apoyo.