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_undertoad
799 Words / 1 Recordings / 0 Comments
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¡Todos acentos son bienvenidos! Por favor, hable claramente y un poco lentamente. Por favor, utilice un buen micrófono. ¡Gracias!

HISTORIA 2

"Presente, Señor Capitán"

—¡MAURICIO!— llamó el padre insistentemente—. Ven aquí. Necesito que me ayudes.

No hubo contestación alguna. El padre continuó con sus ocupaciones. Sobre el piso se hallaba el montón de madera que había comprado para el invierno que se avecinaba, y necesitaba colocarlo en su lugar antes de que anocheciera.

Después de unos pocos minutos llamó de nuevo y en forma más insistente:

—Mauricio, ¿dónde estás ?

Tampoco obtuvo ninguna respuesta.

El padre no sabía qué hacer, si buscar a Mauricio o hacer solo el trabajo. Finalmente decidió continuar arreglando la leña.

Pero siguió pensando en su hijo. “¿Por qué no habrá venido a ayudarme? —se preguntaba—. Bueno, a lo mejor está dentro de la casa leyendo, cómodamente sentado".

Y volvió a llamarlo de nuevo:

—Mauricio, te estoy esperando.

—Sííí —respondió por fin una voz perezosa y soñolienta desde la casa—. ¿Me llamaste, papá?

—Sí, te llamé —le respondió su padre—. Ven y ayúdame a llevar adentro esta madera.

Pero de nuevo se produjo un silencio prolongado.

—Mauricio —amenazó el padre—, ¿vienes o tendré que ir a buscarte?

—Bueno —respondió la soñolienta voz—, creo que debo ir.

Y salió rápidamente a la puerta con las manos en los bolsillos.

—¿Qué quieres que haga, papá?

—Creo que podrás darte cuenta por ti mismo de que puedes ayudarme —fue la respuesta que recibió. Debemos quitar esta madera del camino antes de que oscurezca. Ponte a trabajar de una vez.

Mauricio miró el montón de madera y comenzó a levantar y a colocar los trozos en la carretilla para que su papá los llevara adentro. Él podía trabajar muy bien una vez que había comenzado a hacerlo, pero desafortunadamente necesitaba que alguien lo animara a empezar.

Cuando el trabajo se terminó y el último trozo de madera fue llevado adentro, el padre se dirigió a Mauricio, y le dijo:

—Gracias, hijo. Eres una buena ayuda. Me gustaría que siempre trabajaras conmigo. Serías un muchacho perfecto si vinieras la primera vez que se te llama. ¡Cuánto me gustaría que mejoraras en este aspecto!

—Bueno —dijo Mauricio—, siempre es difícil comenzar, especialmente cuando estoy interesado en hacer otra cosa.

—Permíteme contarte una historia —le dijo el padre.

Mauricio fue "todo oídos" pues le agradaban mucho las historias.

—¿Recuerdas haber escuchado o leído acerca de un hombre llamado Shackleton..., Sir Ernesto Shackleton?

—¿Te refieres al explorador del polo sur?

—Sí, al mismo. Una vez estaba preparando una expedición a la Antártida, y decidió llevar a un hombre de apellido Wild, el cual le había sido un ayudante muy fiel y dispuesto en viajes anteriores. Pero no lo podía encontrar por ninguna parte. Algunos decían que se había ido de cacería al interior del Africa, y que no había modo de hallarlo pronto.

"—Sería mejor que abandonaras la idea de encontrarlo —le dijo un amigo a Sir Shackleton—. Si está en el Africa nunca lo hallarás. Además, si le gusta la cacería no vendrá de ninguna manera para ir de nuevo a la Antártida.

"—Pero debo llevar a Wild conmigo —respondió Sir Shackleton.

"—Mejor es que navegues sin él —le repitió el amigo—. No puedes encontrarlo; y aunque lo hallaras, él no iría.

"—Si Wild supiera que voy a hacer este viaje, vendría —afirmó Sir Shackleton—. Estoy seguro de eso aunque él estuviera en el Africa o en otro lugar.

"—No seas tan ingenuo —le dijo su amigo".

En ese momento tocaron a la puerta. Era un mensajero que traía una tarjeta en su mano.

"—En la puerta hay un caballero que desea verlo, Sir Shackleton —le dijo el joven—. ¿Lo hago pasar?

"—Sir Shackleton miró la tarjeta, y leyó: 'Francisco Wild'.

"—¡Es Wild! —gritó—. ¡Está aquí! ¡Hágalo pasar pronto!

"Radiantes de alegría los dos amigos se saludaron y abrazaron.

"—¿Pero... ¿cómo?... ¿Por qué? —balbuceó Sir Shackleton—. Yo pensé que estaba cazando en el Africa.

"—Sí, yo estaba en el Africa —contestó Wild—; pero cuando supe que usted iba a la Antártida dejé todas las cosas, y me vine inmediatamente.

"Entonces se levantó, se cuadró delante del capitán, y saludándolo en forma correcta le dijo:

“—¡Presente, señor capitán! ¿Cuáles son sus órdenes?"

Llegado a este punto en la historia, el padre preguntó:

—Mauricio, ¿no crees que Wild hizo bien en ir? Él no esperó a que lo llamaran. Se dio cuenta de que lo necesitaban, y vino inmediatamente. Dejó todas las cosas y lo que estaba haciendo y se dirigió al lugar en donde creía que estaba su deber.

—Sí —hizo muy bien en ir —dijo Mauricio.

—Yo quisiera... —comenzó a decir el padre.

—Ya sé, ya sé —repuso Mauricio—.

¡El jovencito había entendido la lección! Y la próxima vez que su papá lo llamó para que lo ayudara, Mauricio contestó inmediatamente y con entusiasmo:

—¡Presente, señor Capitán! ¿Cuáles son sus órdenes?

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