Al salir de casa diles que vuelves a las once, pero nunca vuelvas antes de la una. Coméntales, de pasada, el espectacular aumento de los índices de delincuencia que has leído esta mañana en el periódico.
Sobre las doce llama a casa, pero no contestes, incluso si te lo piden a gritos. Al volver, muéstrate muy cansada y no les cuentes nada, resérvatelo para mañana. Si te cansan las preguntas, contesta a la más tonta y asegúrales que no te apete¬ce hablar de cosas menos serias.
Al acostarte, piensa cuánto vales como persona, pero no lo discutas con tu ma¬rido, nunca te va a entender.
Si tus familiares parecen estar enfadados, no les hagas caso, porque en cual¬quier caso mañana hay que cocinar, fregar, planchar y lavar la ropa. Sigue todas estas instrucciones para obtener la calma espiritual, pero luego no vuelvas a practicarlas, porque si no, te van a tomar por una mujer ordinaria y de poco gusto
Muchas gracias, Félix!