La velocidad normal por favor.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno.
Desde pequeña siempre la he rezado así:
Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas; como también nosobros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.