Por favor, velocidad natural y no decir los nombres de los oradores.
José: ¿Te gustó la fiesta anoche, Juan?
Juan: Me pareció fantástica. ¿Dan esas fiestas aquí a menudo?
José: Claro. Aquí hay que ir por lo menos a tres fiestas por semana.
Juan: Yo no puedo ir a tantas. Me hace daño.
José: Lo mismo pensé yo cuando empecé a trabajar en la Embajada.
Juan: Y ahora, ¿ya estás acostumbrado?
José: Sí, claro, y me gusta mucho.
José: A propósito, ¿cómo te fué con tu chica?
Juan: Muy bien, no dejamos de bailar ni una pieza.
José: ¿Llegaron bien a la casa después de la fiesta?
Juan: Si, pero ¿por qué no nos esperaron?
José: Nosotros salimos de la fiesta antes de las diez.
Juan: ¿Por qué?, ¿qué pasó?
José: Carmen empezó a sentir un dolor de cabeza horrible. Algo que comió le hizo daño.
Juan: Lo siento mucho. ¿La llevaste a la casa en seguida?
José: Sí, la llevé en un taxi.
Juan: ¿Por qué no me avisaste?
José: Yo volví a la fiesta después y te busqué, pero no te encontré. Había tanta gente.
Juan: Tienes razón. Había muchisima.
¡buena suerte!