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Arturro34
931 Words / 1 Recordings / 0 Comments

No sé cuál
pueda ser la razón de esta mayoría, pero yo creo que aquí existe todavía la idea de que son las mujeres las
que tienen mejores condiciones naturales para ser maestros. Parece también que, con la excepción de esta
profesión, la mujer aquí todavía no ocupa el mismo lugar que el hombre en la vida pública y por eso se
ven tan pocas de ellas en las otras escuelas de la universidad. Sin embargo, me dicen que esto ha ido
cambiando en los últimos años y el número de mujeres en la universidad está aumentando cada vez más.

Volviendo al tema de la historia de Surlandia, quiero contarte que el 22 de septiembre fue el aniversario
de la independencia de este país. Esta fecha se celebra con gran pompa todos los años y el gobierno
declara el 21 y el 22 días libres para todas las oficinas públicas. Nosotros en la universidad tuvimos tres
porque como esos días cayeron en miércoles y jueves, nos dieron el viernes libre también. Hubo muchas
fiestas, bailes y desfiles militares y qué no. Papá me llevó a todos los lugares. (Mamá no quiso ir a nada,
tú sabes como es ella.) Lo más fantástico de todo es que conocí personalmente al Presidente de la
República, Don Carlos María González; ¿qué te parece? Fue en una recepción que dio el gobierno para el
cuerpo diplomático y papá, aunque no es diplomático, fue invitado también y me llevó a mí. Cuando
presentaron al Presidente nos dio la mano y habló bastante rato con nosotros. Yo me puse tan nerviosa
que me porté como una idiota y no supe ni qué le dije cuando me habló. El jueves fui al gran baile de
campesinos que hacen todos los años en el Club Unión. Todo el mundo iba vestido con el traje típico del
campesino que como puedes ver por la foto que aquí te mando, es muy pintoresco. A mí tuvieron que
prestarme uno porque nadie me avisó hasta dos días antes que tenía que ir vestida así. Gracias a Dios la
amiga que me lo prestó era exactamente de mí tamaño; ella no pudo ir porque no se sentía bien. El baile
resultó estupendo, yo no dejé de bailar ni una pieza y me enseñaron todos los bailes típicos de aquí. A
Jack Brown, un muchacho americano que acaba de llegar, le pasó una cosa algo desagradable. Cuando yo
estaba bailando con otro muchacho, Jack se acercó y lo tocó como para indicarle que quería bailar
conmigo y entonces se hizo una gran confusión porque el otro no entendía qué era lo que Jack quería o por
lo menos no quería entender pues esa costumbre no existe aquí, y aquello fue algo horrible, yo viendo
mientras ellos dos discutían y casi terminan dándose de golpes. Por dicha llegó un amigo de Jack y
disimuladamente se lo llevó. Yo espero que ya le hayan explicado que aquí no se acostumbra eso para que
no meta la pata otra vez.

Se me está haciendo demasiado larga esta carta, pero no quiero terminarla sin antes contarte una cosa
más. Acabamos de tener lo que aquí llaman la Semana Universitaria; no sé explicarte exactamente el
motivo, pero es una semana de fiestas y eventos deportivos y elecciones de Reina y de Rey Feo.
Naturalmente, como en todas partes, a la reina la eligen entre las muchachas más lindas y simpáticas, pero
el que eligen de Rey Feo tiene que ser, como la palabra lo dice, el estudiante más feo pero al mismo
tiempo el más divertido y popular. Yo estuve de candidata a reina, representando a mi escuela. No gané,
pero me siento feliz de sólo haber sido candidata. El comité Pro-Patricia Primera me llevaba a todas
partes. Lo divertido era que íbamos no sólo a las diferentes escuelas de la universidad, sino que también a
las escuelas secundarias, oficinas públicas y privadas. En todas partes nos recibían "oficialmente" y, una
vez hecha la presentación, mis compañeros se ponían a venderle votos a todo el mundo. Un señor, que no
recuerdo quién era, compró dos mil, ¿qué te parece? Es decir, puso quinientos pesos, porque cada voto
costaba veinticinco centavos. Como puedes ver, para poder ganar no sólo hay que ser bonita sino que es
necesario hacer una verdadera campaña política con discursos por radio, anuncios en los periódicos, etc.
Claro está que, aunque la venta de votos no parece ser un proceso democrático, eso se acostumbra aquí en
esta clase de elecciones para poder pagar todos los gastos de las fiestas que se hacen durante esta semana.
El jueves de esa semana se contaron los votos y salió elegida una muchacha lindísima de la Escuela de
Folosofía y Letras. El resto de la semana la Reina y su Corte de Honor, de la que yo formaba parte, asistió a toda clase de fiestas y eventos deportivos; aquello fue un verdadero carnaval que culmino con la coronación de la Reina y el Rey feo en el Teatro Real. Ya ahora todo ha vuelto a lo normal y yo estoy estudiando muy seriamente. Me siento muy contenta aqui en Surlandia, aunque puedo decir que todavia echo de menos las cosas de alla. Oye, Betty,se me acaba de ocurrir una idea: ? No te gustaria venir a pasar las vacaciones de Navidad con nosotros? El viaje por avión no cuesta mucho y aqui no tienes que gastar un centavo. Dile a tus padres que te den permiso.
Contestame pronto y avisame que has decidido. Recibe muchos carińos de tu amiga.
Patricia.

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