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Spanish Audio Request

Arturro34
366 Words / 1 Recordings / 0 Comments

—No puedo, signora, lo siento mucho.

—Voy a comprarlo a otra parte, entonces. Vamos, Pat.

—Bueno, bueno, no se vaya, no vamos a discutir más, Ud. gana otra vez, y yo pierdo.

—Muchas gracias, don Vittorio, Ud. es muy amable. Ahora vamos a ver, necesito unas
buenas chuletas de cerdo, pero....

Etcétera, etcétera. Empezó la misma discusión con la cuestión de la carne, y luego lo mismo con los
huevos, y la mantequilla, y todas las otras cosas que Marta tenía que comprar: "que le doy tanto, que
imposible, que me voy, que sí, que no, que mis bambinos, que Mamma mía, que Italia...etc." La Sra.
Blevins observaba con curiosidad y esperaba pacientemente, poniendo mucha atención paraaprender a
hacer lo
mismo que su amiga en ocasiones futuras.

Por fin, una hora después terminó Marta de comprar todo y muy contenta le dijo adiós a don Vittorio. Este
apenas pudo contestarle el adiós; se sentía cansado y con "molto" dolor de cabeza de tanta discusión por los
precios. Estaba además furioso porque sabía que la "signora Marta" había salido ganando una vez más.

—¿Cómo le fue, don Vittorio?—le preguntó Pedro, el empleado—¿Hicimos buen negocio esta vez?

—¿¡Buen negocio!? Con diez clientes más como esta mujer, Vittorio Martini acaba sus días
en un asilo de locos. ¡Mamma mía! ¡Qué dolor de cabeza! Dame una aspirina, bambino,
per favore.”

Esta experiencia en el mercado fue una de las muchas cosas nuevas, o por lo menos diferentes, que los
Blevins encontraron en Surlandia. A veces les parecía que algunas de esas cosas eran bastante difícil de
comprender, pero ellos las aceptaban porque querían adaptarse al sistema de vida en Surlandia. Para
representar mejor los intereses de su país, Estados Unidos, era necesario ser aceptado como amigo sincero
de la gente de Surlandia, y para esto, era necesario aprender a vivir y a actuar como los surlandeses. Y así
fue; poco a poco todos los Blevins, padres e hijas, fueron acostumbrándose y adaptándose a todo lo que era
nuevo o diferente y, en menos de tres meses después de haber llegado, Frank, Pat y sus hijas Jane y Ruth
eran los más populares de toda la colonia norteamericana en Las Palmas.

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