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Spanish Audio Request

Arturro34
366 Words / 1 Recordings / 0 Comments
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Natural speed, please.

Los Blevins

Frank Blevins, su esposa, Pat, y dos hijas, Cynthia y Joan, habían llegado a Surlandia dos
semanas antes de mudarse a la casa que acababan de alquilar en Campestre. El era un hombre de unos
treinta años, graduado de la Universidad de Oregon, quien, después de terminar sus estudios en esa
universidad, había entrado al Servicio Diplomático de los Estados Unidos. Esta era la primera vez que salía
de su país como empleado de gobierno, y él y Pat estaban muy contentos de que era a Surlandia y no a otra
parte adonde su gobierno los mandaba. Las razones eran dos: primero que ya ellos conocían este país;
habían estado ahí unos días durante su viaje de bodas y habían quedado encantados con la gente, con las
ciudades, con el clima, en fin, con todo. La segunda razón era que Surlandia estaba bastante cerca de
Florida, donde vivía toda la familia de Pat. Sería muy fácil y barato para los Blevins, entonces, ir a menudo
a visitar a la familia y a los muchos amigos que tenían en Florida--un viaje de dos horas por avión.

Los Blevins empezaron a buscar casa desde el mismo día que llegaron a Las Palmas, la capital de
Surlandia, pero ya habían pasado dos semanas, casi tres, y todavía no habían encontrado una casa como
ellos querían. Todo este tiempo estaban viviendo en un hotel carísimo y ya ellos no sabían qué iban a hacer
para pagar la cuenta. Todos los días no hacían más que ver casas y más casas. Ya habían visto no menos de
veinticinco, pero ninguna les gustaba; unas no les convenían porque eran demasiado grandes; otras, porque
eran demasiado pequeñas o porque estaban muy lejos del centro o en un barrio malo, o porque solamente
amuebladas las alquilaban y ellos querían una sin muebles. En fin, no encontraban lo que ellos buscaban.
Pero hace dos o tres días alguien, en la Embajada, les avisó que había una casa magnífica en la Colonia
Campestre y que la alquilaban sin muebles. En seguida fueron a verla y les gustó mucho. También les
gustó la colonia y, sin pensarlo ni un minuto más, fueron y la tomaron.

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