Con velocidad natural, bastante rapida, por favor. Espanol europeo preferido. Gracias de antemano
19
-¿Subimos ese cerro?
-¡Estás loca! Está lleno de matorrales y no hay ningún sendero.
-¿Qué más da? Vamos campo a través. Más divertido...
-¡Que no!, Pepa. Tiene mucha pendiente. Tardaríamos un par de horas en llegar hasta arriba.
-¿Pero no querías darte una buena caminata?
-Sí, pero con tanta cuesta arriba no. Además, ya es la una y me está entrando un hambre...
-¡Anda ya! Eres como los domingueros que se van a la sierra, dan un paseo de media hora y ¡hala!, a comer.
-Pues sinceramente no me parece mala idea parar en algún sitio a tomar algo...
- Pero ¿no llevas comida en la mochila?
-Sí, pero una cervecita fría no.
-¡Venga ya! No seas pesada, y disfruta un poco del campo.
-Tienes razón. La verdad es que da gusto respirar este aire puro del monte.
-Ya te digo. Sobre todo después de la contaminación de Madrid.
-Pues me encantaría montar una casa rural, ¿sabes? En un
lugar retirado donde se puedan practicar deportes al aire libre.
-¡Pero si eres totalmente urbana! Te morirías del asco después de dos días.
-Ya veo que no conoces mi lado campestre... Oye, Pepa, esto es privado, ¿no?
-Sí, acabo de ver un cartel que ponía coto de caza.
-Será la finca de al lado. Aquí hay toros bravos, tía.
-¡No me digas!
-Lo que oyes. ¿No ves ése detrás de aquel árbol? Venga, corre...
20
-Esto es vida. Sentada aquí, mirando al horizonte.
-Yo no miro tan lejos. Ese surfista que acaba de entrar está buenísimo.
-Un poquito joven para ti, ¿no? Tendrá como mucho veinte años.
-¿Y qué? Es alto y guapo. Y ese aire playero me mata.
-Pues dedícate al surf, chica. Ya tienes un motivo.
-Olvídate, odio las olas. Me gusta el mar cuando está como un plato.
-Entonces lo tienes crudo. Por cierto, te has quemado un poco.
-Sí, se me olvidó ponerme crema esta mañana.
-¡Estás loca! Hacía un sol de justicia en esa calita.
-Sí, pegaba fuerte. Pero bueno, ese chapuzón me refrescó
bastante.
-Pero si te metiste un momento y saliste corriendo...
-Suficiente. No necesito darme un baño de media hora como tú. Oye, seguro que fuiste pez en una vida anterior.
-Y tú lagarto, guapa. Tal como tomas el sol...
-Pues sí, me chifla. Además me encantó esa cala.
-Y a mí. Con su arena finita y blanca y el agua cristalina que parecía el Caribe... Podríamos volver allí ahora.
-¡Ni hablar! Está subiendo la marea. Imagínate que nos
quedamos atrapadas allí, sin socorrista ni nada. ¡Me da un ataque!
-Así que te quieres quedar aquí con todos los veraneantes de Madrid, luciendo sus trajes de baño y gafas de sol.
-No me importaría. Se está muy bien aquí tomando un refresco a la sombra.
-Sí, es un chiringuito con encanto. Bueno, ¿nos pegamos un baño o pedimos algo más?
21
-¿Sí?
-¡Qué voz tienes! ¿Estás bien?
-Pues no, estoy hecha polvo. Este librito me está machacando.
-Pero, ¿no lo has terminado ya?
-Casi. Me queda el último capítulo. Pero mira, estoy agotada.
-Oye, Pepa, lo primero es tu salud. Esos guiris que quieren aprender el español coloquial pueden esperar...
-Díselo a mi editor. Por cierto, soñé con él anoche.
-¿Ah sí? ¿Qué? ¿Un sueño erótico?
-¡Qué graciosa! Era una pesadilla. Me estaba echando una
cabezada y de pronto me despierta a gritos diciendo que falta el glosario.
-Vaya. Oye, no te agobies, Pepa. El libro ya lo terminarás a tu ritmo.
-Pues tengo ganas de acabarlo ya... En fin, anoche casi no pegué ojo.
-¿Qué pasa? ¿Te quedaste trabajando hasta las tantas?
-Sí, hija, hasta las cinco de la madrugada. Y hoy estoy rota.
-Claro. Anda, métete en la cama y échate una siesta como
Dios manda.
-No, si me acuesto ahora, voy a quedarme frita durante horas.
-Pues túmbate un ratito en el sofá.
-Buena idea. En fin, creo que este último diálogo va a quedar un poco pesado.
-¿De qué va?
-Pues justo de lo que estamos hablando. Del cansancio,
del sueño, del agotamiento, de que no doy abasto... Bueno, venga, hasta luego...