Lea con naturalidad, no muy rápido ni muy lento.
Escucha el siguiente diálogo:
- ¿Está esperando el autobús?
- Por supuesto, es más barato que un taxi.
- ¿Usted fuma? ¿Quiere un cigarro?
- No, gracias. No tengo ganas.
- Es tabaco rubio, en España, es muy caro. El tabaco negro cuesta mucho menos.
- Y no fumar es todavía más barato.
- Tiene usted razón.
- ¿Qué ha hecho usted hoy?
- Fui al teatro.
- ¿Y qué tal la obra?
- El primer acto era malísimo.
- ¿Y el segundo?
- Todavía peor.
- Siempre con el buen sentido del humor.
- Pero cuénteme, ¿usted cómo ha estado? Parece muy feliz. ¡Da gusto verlo volver contento del trabajo! Le gusta mucho su trabajo, ¿verdad?
- No, señor, ¡por favor!, no confunda la ida con la vuelta.
- Allá viene mi bus, lo voy a coger. ¡Nos vemos después!
Repite conmigo:
¿Quiere usted comer?
El tabaco es caro.
Tienes razón.
Todavía tengo un cigarro.
No es caro.
Es más barato
Estoy muy contenta.
María vuelve en autobús.
¿Es verdad?
¡No confundas!
¿Te gusta el teatro?
¿Qué has hecho aquí?
He hecho un paraguas.
Después del primer acto.
Era una idea muy buena.
Ana no ha llamado todavía.
Mañana nos vemos.