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Spanish Recordings

Eight
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  • Break Beat de culto en el Bass Pressure ( recorded by munia ), Castilian

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brandall
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  • El hombre cuyo nombre nadie debe mencionar ( recorded by abdul ), Mexicano

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Eight
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marisa
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  • New Spanish Learner ( recorded by ellasevia ), American English

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  • New Spanish Learner ( recorded by dramirezag ), Middle of Colombia

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    Just a basic paragraph from an easy newspaper?

    Solo un párrafo basico para un sencillo periodico

senorward
1883 Words / 2 Comments
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senorward
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senorward
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  • ¿Quién fue Horacio Quiroga? ( recorded by AleAle ), Mexicano

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    Horacio Quiroga nació en Salto, Uruguay, el 31 de diciembre de 1879, y murió en Buenos Aires el 19 de febrero de 1937. Después de la publicación de su primer libro, en versos, Los arrecifes de coral (1901), se trasladó seguidamente de manera definitiva a la Argentina, donde transcurrió el resto de su vida.
    Su vida estuvo presidida por la tragedia: La muerte accidental de su padre, a quien se le escapó un tiro de escopeta mientras descendía de un bote, la cual transcurre cuando Quiroga tenía sólo 2 meses; la pérdida de dos hermanas, Pastora y Prudencia, que murieron de fiebre tifoidea en el Chaco argentino; el suicidio de su padrastro, Ascencio Barcos, delante suyo luego de sufrir una terrible parálisis cerebral; tras seis años de matrimonio, Ana María Cirés (su primera esposa, con la cual se casa en el año 1910, luego de haber vencido la dura oposición de la familia Cirés) agoniza ocho días después de haberse envenenado; también su hija Eglé, nacida en Misiones, en el año 1911, se quitaría la vida un año después de su muerte (1937); y Darío Quiroga, su hijo, se mataría en 1952. Asimismo, María Elena Bravo, su segunda esposa y la única adolescente que lo amó si sortear oposiciones familiares (era 30 años menor que el escritor, y amiga de su hija Eglé), lo abandonó en medio de su selva, después de seis años de matrimonio, llevándose a “Pitoca”, la pequeña hija de ambos.
    En 1936 debió internarse en el Hospital de Clínicas por un dolor en el estómago. Cinco meses después, un médico le dijo que tenía cáncer. Quiroga no dijo ni una palabra. Salió a dar una vuelta por la ciudad y esa misma medianoche se suicidó con cianuro.
    Aunque su primer libro fue una selección de poemas (Los arrecifes de coral, 1901), Quiroga es, sobre todo, un narrador: En 1904 aparece El crimen del otro y en 1908 aparece su primera novela, Historia de un amor turbio;, dos años después, la segunda Pasado amor. Sus cuentos, que fueron apareciendo en diarios y revistas, empezaron a reunirse en libros: Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte (1917), cuentos escritos entre 1910 y 1916 en Misiones; El Salvaje en 1920, Cuentos de la Selva en 1921, Anaconda en 1923, Los Desterrados en 1926, El Desierto en 1924 y Más Allá en 1934 —su último libro.

  • ¿Quién fue Horacio Quiroga? ( recorded by rmari ), North of Spain

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  • ¿Quién fue Horacio Quiroga? ( recorded by ffuentes ), chileno

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senorward
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senorward
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  • Jacobo el oso extraordinario ( recorded by ffuentes ), chileno

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  • Jacobo el oso extraordinario ( recorded by ximena ), español (colombia )

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    Jacobo era un oso común. Vivía y jugaba en un bosque tranquilo cerca de un pueblo pequeño en las montañas. Le gustaba andar por los arbustos que crecían cerca del bosque y buscar las frutas ricas que se encontraba allí en las hierbas. Las que le encantaban más eran las fresas y las frambuesas.

    Jacobo tenía la piel castaña con tres manchas blancas en su lomo. Durante el día llevaba lentes de sol para proteger sus ojos oscuros. Usaba también una gorra de béisbol y los cortos de rayas que eran la última moda en ese bosque. Practicaba al fútbol por las tardes con sus amigos del vecindario en el amplio campo de deportes que estaba cerca.

    Todos los días Jacobo corría por las vegas llenas de flores coloradas persiguiendo mariposas y capturando bichos con sus uñas. Nunca quería dañarlos o comerlos, solamente quería observarlos y estudiarlos. Tenía una curiosidad natural – como todos los osos.

    Y cuando se cansaba de jugar, descansaba en la sombra fresca del bosque.

    Tenía una familia grande, con abuelos, tíos, primos, padres y hermanos. Siempre vivían muy contentos, juntos entre los árboles.

    Los amigos y hermanos de Jacobo, aunque eran jóvenes, tenían trabajos importantes. Su hermano, Pedro, trabajaba como cazador. Siempre llevaba comida para la familia. Su hermana, Alejandra, era cocinera. Podía preparar un pastel de pescado muy rico. Su mejor amigo, Jorgito, construía casas impresionantes. Algunas casas tenían cuatro o cinco pisos de altura en los árboles, con escaleras hechas de madera. Tenían cocina, salita, alcoba, y todas con muebles. ¡Algunos cuartos tenían columpios que colgaban de las ramas!

    Pero a veces, los amigos y hermanos se burlaban de Jacobo. Le decían que no era un buen oso porque no tenía talento. Se reían de él tapándose las bocas con las patas. <<Solamente eres un oso ordinario. Nunca serás nadie especial. No sabes hacer nada más que jugar con mariposas y buscar frutas en las vegas. >>

    Eso le ofendió a Jacobo. A veces cuando se acostaba en cama, lloraba en su almohada pensando en lo que quería hacer con su vida. Lloraba y lloraba porque creía que no tenía un talento especial.

    Entonces, una mañana después de jugar al fútbol con los amigos y hermanos, y después de que se hubiesen burlado nuevamente de él, se armó de valor y decidió salir en busca de su fama por todo el mundo. << ¡Voy a ser famoso, les voy a impresionar! >>

    El intentó andar en zancos. Pero no tuvo equilibrio suficiente y se cayó sobre las flores del jardín de su vecina, la Sra. Bañuelos. Ella se enfadó mucho, y lo persiguió por la calle con una escoba de paja.

    Quiso ser un gran cómico, pero a nadie le gustaron sus chistes. << ¿Qué hace un pez? Nada. ¿Cómo se escribe «nariz» en inglés? NO SÉ. >> Los espectadores le arrojaron frutas y verduras. No era un oso cómico. (¡Pero de todos modos, podía comer las frutas y verduras!)

    Jacobo entonces se entrenó para ser acróbata en el circo. Pero era demasiado gordo y no podía columpiarse en el trapecio. Y con su peso, la red de seguridad no le servía para nada.

    También en el circo, trató de manejar el carrito de payasos. Pero los payasos no cabían en el carrito. Jacobo llenaba todo el espacio por dentro.

    << ¿Quizás puedo ser mago? >> pensó. Pero Jacobo nunca sería mago porque no podía esconderse en la caja de desaparición. Ni podía sacar el conejo del sombrero, porque el conejo tenía miedo de él.

    Jacobo quiso volar como un superhéroe. Pero….los osos no vuelan…. Y llevando su capa azul de lunares amarillos, saltó del techo de una casa y se dio un fuerte golpe en su cabeza. Pasó un mes en el hospital. (Los osos no permanecen en un hospital…)

    También quiso ser presidente, pero nadie le votó. Nadie quiere un oso como presidente.

    ¡Inventó una receta secreta para galletas de chocolate!

    << ¡Estas galletas son riquísimas y me van a hacer famoso! >>

    Pero se las comió todas…y la receta también.

    Jacobo estaba triste. No podía hacer nada. << ¿Qué puedo hacer? >> dijo. << No quiero un trabajo normal. ¡Qué aburrido! Quiero un trabajo divertido que me haría famoso…>>

    Un día cuando Jacobo estaba paseando muy triste por el parque, un niño corrió hacia él. << ¡Señor Oso!>> dijo el niño << ¿Puede ayudarme a soplar este globo?>>

    Jacobo sopló el globo para el niño y lo puso en la forma de un tiburón con cola muy larga y dientes muy grandes. << ¡Ohhh, Señor Oso! >> exclamó el niño y sonrió << ¡Qué tiburón más hermoso!>> El niño salió corriendo muy feliz hacia sus padres con su gran globo.

    De repente, Jacobo se dio cuenta de que tenía una buena oportunidad y se fue corriendo a cuatro patas al zoológico.

    Cuando llegó, le mostró al jefe del zoológico su truco con globos. Le hizo un globo con la forma de un mono con orejas grandes, montado en la espalda de un elefante. El jefe sonrió con asombro y le ofreció un puesto a Jacobo – pero fue un puesto sin globos...

    Recibió su propia jaula con criados, plantas que le recordaron de las montañas, y toda la fruta que podía comer. ¡Qué vida! También recibía miles de sonrisas de niños con sus padres cada día. ¿Y para qué? Para nada más que ser él mismo. Era famoso sin hacer ningún truco.

    Dos meses después, el jefe del zoológico tuvo una idea. Cada día a las tres de la tarde, Jacobo tendría la oportunidad de hacer un espectáculo. La acera al lado de su jaula se llenaba de niños asombrados mientras Jacobo hacía arte con los globos. Unos eran mariposas con alas más grandes que un águila. Otros eran como arañas -- ¡con piernas larguísimas! Algunos tenían cuellos largos y patas grandes. Y también había unos que parecían los pájarosaurios (¡una ridícula combinación de pájaros y dinosaurios!) ¡Los niños gritaban como locos de alegría dando saltos arriba y abajo!

    Y eso continuó desde esos días en adelante. ¡Jacobo se sintió realmente famoso! Su familia y amigos venían con frecuencia a visitarlo. Jacobo les firmó autógrafos a cientos de admiradores y sonrió a sus visitantes. Y nunca más, nadie volvió a reírse de él.

    Pero no fue el fin…

    Tenía otro truco. ¿Cuál era el truco?

    Jacobo también hacía globos para los otros animales…

    << ¿Para los otros animales?>> te preguntas.

    Sí. Pero… estos globos eran con ¡forma de niños!

    ¡A todos los animales del zoológico les gustaban muchísimo! ¡Y ellos también gritaban como locos y aplaudían con las patas y colas! Jacobo estaba muy satisfecho con las sonrisas que había creado.

    Cada año, miles de personas iban al zoológico para conocer al Famoso Jacobo y su talento impresionante haciendo globos con infinitas formas y colores. El descubrió que su verdadera fama solo era ser él mismo, ¡en el jardín zoológico!

  • Jacobo el oso extraordinario ( recorded by Mpaz1 ), Spanish

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    Jacobo era un oso común. Vivía y jugaba en un bosque tranquilo cerca de un pueblo pequeño en las montañas. Le gustaba andar por los arbustos que crecían cerca del bosque y buscar las frutas ricas que se encontraba allí en las hierbas. Las que le encantaban más eran las fresas y las frambuesas.

    Jacobo tenía la piel castaña con tres manchas blancas en su lomo. Durante el día llevaba lentes de sol para proteger sus ojos oscuros. Usaba también una gorra de béisbol y los cortos de rayas que eran la última moda en ese bosque. Practicaba al fútbol por las tardes con sus amigos del vecindario en el amplio campo de deportes que estaba cerca.

    Todos los días Jacobo corría por las vegas llenas de flores coloradas persiguiendo mariposas y capturando bichos con sus uñas. Nunca quería dañarlos o comerlos, solamente quería observarlos y estudiarlos. Tenía una curiosidad natural – como todos los osos.

    Y cuando se cansaba de jugar, descansaba en la sombra fresca del bosque.

    Tenía una familia grande, con abuelos, tíos, primos, padres y hermanos. Siempre vivían muy contentos, juntos entre los árboles.

    Los amigos y hermanos de Jacobo, aunque eran jóvenes, tenían trabajos importantes. Su hermano, Pedro, trabajaba como cazador. Siempre llevaba comida para la familia. Su hermana, Alejandra, era cocinera. Podía preparar un pastel de pescado muy rico. Su mejor amigo, Jorgito, construía casas impresionantes. Algunas casas tenían cuatro o cinco pisos de altura en los árboles, con escaleras hechas de madera. Tenían cocina, salita, alcoba, y todas con muebles. ¡Algunos cuartos tenían columpios que colgaban de las ramas!

    Pero a veces, los amigos y hermanos se burlaban de Jacobo. Le decían que no era un buen oso porque no tenía talento. Se reían de él tapándose las bocas con las patas. <<Solamente eres un oso ordinario. Nunca serás nadie especial. No sabes hacer nada más que jugar con mariposas y buscar frutas en las vegas. >>

    Eso le ofendió a Jacobo. A veces cuando se acostaba en cama, lloraba en su almohada pensando en lo que quería hacer con su vida. Lloraba y lloraba porque creía que no tenía un talento especial.

    Entonces, una mañana después de jugar al fútbol con los amigos y hermanos, y después de que se hubiesen burlado nuevamente de él, se armó de valor y decidió salir en busca de su fama por todo el mundo. << ¡Voy a ser famoso, les voy a impresionar! >>

    El intentó andar en zancos. Pero no tuvo equilibrio suficiente y se cayó sobre las flores del jardín de su vecina, la Sra. Bañuelos. Ella se enfadó mucho, y lo persiguió por la calle con una escoba de paja.

    Quiso ser un gran cómico, pero a nadie le gustaron sus chistes. << ¿Qué hace un pez? Nada. ¿Cómo se escribe «nariz» en inglés? NO SÉ. >> Los espectadores le arrojaron frutas y verduras. No era un oso cómico. (¡Pero de todos modos, podía comer las frutas y verduras!)

    Jacobo entonces se entrenó para ser acróbata en el circo. Pero era demasiado gordo y no podía columpiarse en el trapecio. Y con su peso, la red de seguridad no le servía para nada.

    También en el circo, trató de manejar el carrito de payasos. Pero los payasos no cabían en el carrito. Jacobo llenaba todo el espacio por dentro.

    << ¿Quizás puedo ser mago? >> pensó. Pero Jacobo nunca sería mago porque no podía esconderse en la caja de desaparición. Ni podía sacar el conejo del sombrero, porque el conejo tenía miedo de él.

    Jacobo quiso volar como un superhéroe. Pero….los osos no vuelan…. Y llevando su capa azul de lunares amarillos, saltó del techo de una casa y se dio un fuerte golpe en su cabeza. Pasó un mes en el hospital. (Los osos no permanecen en un hospital…)

    También quiso ser presidente, pero nadie le votó. Nadie quiere un oso como presidente.

    ¡Inventó una receta secreta para galletas de chocolate!

    << ¡Estas galletas son riquísimas y me van a hacer famoso! >>

    Pero se las comió todas…y la receta también.

    Jacobo estaba triste. No podía hacer nada. << ¿Qué puedo hacer? >> dijo. << No quiero un trabajo normal. ¡Qué aburrido! Quiero un trabajo divertido que me haría famoso…>>

    Un día cuando Jacobo estaba paseando muy triste por el parque, un niño corrió hacia él. << ¡Señor Oso!>> dijo el niño << ¿Puede ayudarme a soplar este globo?>>

    Jacobo sopló el globo para el niño y lo puso en la forma de un tiburón con cola muy larga y dientes muy grandes. << ¡Ohhh, Señor Oso! >> exclamó el niño y sonrió << ¡Qué tiburón más hermoso!>> El niño salió corriendo muy feliz hacia sus padres con su gran globo.

    De repente, Jacobo se dio cuenta de que tenía una buena oportunidad y se fue corriendo a cuatro patas al zoológico.

    Cuando llegó, le mostró al jefe del zoológico su truco con globos. Le hizo un globo con la forma de un mono con orejas grandes, montado en la espalda de un elefante. El jefe sonrió con asombro y le ofreció un puesto a Jacobo – pero fue un puesto sin globos...

    Recibió su propia jaula con criados, plantas que le recordaron de las montañas, y toda la fruta que podía comer. ¡Qué vida! También recibía miles de sonrisas de niños con sus padres cada día. ¿Y para qué? Para nada más que ser él mismo. Era famoso sin hacer ningún truco.

    Dos meses después, el jefe del zoológico tuvo una idea. Cada día a las tres de la tarde, Jacobo tendría la oportunidad de hacer un espectáculo. La acera al lado de su jaula se llenaba de niños asombrados mientras Jacobo hacía arte con los globos. Unos eran mariposas con alas más grandes que un águila. Otros eran como arañas -- ¡con piernas larguísimas! Algunos tenían cuellos largos y patas grandes. Y también había unos que parecían los pájarosaurios (¡una ridícula combinación de pájaros y dinosaurios!) ¡Los niños gritaban como locos de alegría dando saltos arriba y abajo!

    Y eso continuó desde esos días en adelante. ¡Jacobo se sintió realmente famoso! Su familia y amigos venían con frecuencia a visitarlo. Jacobo les firmó autógrafos a cientos de admiradores y sonrió a sus visitantes. Y nunca más, nadie volvió a reírse de él.

    Pero no fue el fin…

    Tenía otro truco. ¿Cuál era el truco?

    Jacobo también hacía globos para los otros animales…

    << ¿Para los otros animales?>> te preguntas.

    Sí. Pero… estos globos eran con ¡forma de niños!

    ¡A todos los animales del zoológico les gustaban muchísimo! ¡Y ellos también gritaban como locos y aplaudían con las patas y colas! Jacobo estaba muy satisfecho con las sonrisas que había creado.

    Cada año, miles de personas iban al zoológico para conocer al Famoso Jacobo y su talento impresionante haciendo globos con infinitas formas y colores. El descubrió que su verdadera fama solo era ser él mismo, ¡en el jardín zoológico!

Daggett
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