Spanish Recordings

Hola, soy Eduardo. Estoy con Hector y David en la estación de tren. Acaban de anunciar que el tren que tomamos esta retrasado por media hora. Dicen que va a salir a las ocho y media. Entonces, no llegaremos a casa hasta las nueve y media o algo así. Pero tenemos hambre asi que si podrías dejarnos un plato en la nevera, estaríamos muy agradecidos. Gracias, mama.

De pequeño había oído hablar muchas veces de la sierra de Madrid. Algunos de mis compañeros la conocían, y la gente con dinero presumía de tener casa en Cercedilla. Yo guardaba frenete a estos comentarios la perplejidad muda de los niños cuando no entienden una cosa. Una sierra era una herramienta de trabajo. En casa había dos, una para la madera y otra para el hierro. Aprendí a serrar pronto, pues en aquella época hacía mucho bricolaje, aunque entonces no se llamaba así. No se llamaba de ningún modo. Si había que arreglar una puerta, se cogía la sierra, se cortaba por lo sano y punto. Un día, mi padre se compró una Vespa. Yo no tardé en descubrirle el tapón de la gasolina, que se encontraba debajo del asiento. Se parecía a los tapones de las botellas de gaseosa, solo que al abrirlo salía un olor que a mí me volvía loco. Entonces no sabía que tenía propriedades estupefacientes. Todavía no estaba seguro. En cualquier caso, conmigo operaba de ese modo.
Por alguna razón que ahora no recuerdo, un día nos quedamos solos mi pade y yo. Debía ser julio o agosto. Yo acababa de darme una dosis de gasolina y estaba en el sofá, con los ojos cerrados, preso de una ensoñación.
Entonces apareció mi padre y dijo:
- Nos vamos a la sierra.
- ¿Qué?
- Que nos vamos a la sierra tú y yo ahora mismo, a pasar la tarde.
Dicho y hecho. Nos montamos en la moto y después de una hora o así el paisaje dio un cambio brusco y se convirtió en un decorado. Mi padre me paseó por aquel escenario gigantesco, donde había una roca terrible y lejana, llamada La Mujer Muerta, y me invitó a una Coca-Cola, que en España acababa de ser comercializada. Luego, cuando empezó a atardecer, iniciamos el regreso. En esto, mi padre detuvo la moto en la cuneta y me pidió fijarme en la luz.
- Fíjate en esta luz. Ahora mismo no es de día ni de noche. Este es el momento de mayor incertidumbre del día. Puede pasar cualquier cosa.
Nos quedamos quietos, en silencio, conteniendo la respiración, pero no ocurrió nada.
- Ya ha pasado el peligro -dijo mi padre-. Vámonos.
Dio una patada al pedal del arranque, rugió el motor de la Vespa y, cuando ya estábamos a punto de montarnos, añadió:
- Dentro de muchos años, cuando tú seas una persona mayor y yo ya no esté entre vosotros, tendrás tu propio coche y pasearás por este paisaje más de una vez. Es posible que en alguna ocasión pasees a esta misma hora y recuerdes este día en el que tú y yo vivnimos juntos a la sierra. Si es así, detén el automóvil un instante y permanece atento a lo que suceda en el aire: si ves pasar un pájaro negro, ese pájaro seré yo.

fluent conversations

- el amor a primera vista
- fue un flechazo
- no creo en los flechazos
- aburrirse como una ostra
- partirse de risa
- el sentido del humor
- era mi media naranja
- llevarse muy bien o muy mal con alguien
- con ella me llevé bien desde el principio
- por pura distracción
- me puse colorado como un tomate
- pedir disculpas
- estar como si nada
- me quedé de piedra
- me quedé cortado
- tirra trágame
- dar calabazas
- estar colado por alguien
- estar hasta las narices
- estar como un niño con zapatos nuevos
- la echar de menos

Entre los centros cuya viabilidad pone en peligro la retirada de la subvención, el secretario general de Escuelas Católicas citó a los de Los Salesianos en Atocha, García Noblejas, el Padre Piqué, los colegios de María Inmaculada o los de los hermanos de La Salle, por poner algunos ejemplos.

Además, asegura que esta medida se enfrenta a un problema legal, ya que muchos de estros centros tienen mucha antigüedad y la LODE les reconoce el concierto.

Emilio Díaz mantiene que la decisión de quitar la subvención a la FP no procede de Lucía Figar “es una cuestión político y no tiene ningún sentido práctico, porque es imposible que alguien que conozca la FP haya podido tomar una decisión así”.

“Estamos hablando de 6.000 alumnos que pagan ahora 30 euros al mes y que tendrán que abonar entre 250 y 300 euros mensuales.” Y dijo que está convencido de que las familias que llevan a sus hijos a los centros católicos no pueden hacer frente a un desembolso tan elevado “ni por asomo”.

Díaz tiene claro que la medida de quitar el concierto a los centros de FP de grado superior no es sólo una cuestión profesional, por los 600 empleos que están en peligro, sino un drama para la sociedad madrileña que “pierde un sector que está funcionando muy bien”.

Sin embargo, no se cree que un ahorro “como mucho de 20 millones en dos años” esté detrás de una decisión como ésta, “y más cuando estos centros forman una gran cantidad de profesionales que absorben las empresas madrileñas, ya que la FP de grado superior tiene una índice de empleabilidad de entorno al 80%”, recalca.