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Wills100
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Un día después de que Adolf Hitler se suicidara para no ser apresado, condenado, vejado y probablemente torturado, Joseph Paul Goebbels, el temido ministro de propaganda del Reich, hizo lo propio en el búnker de Berlín. Ocurrió exactamente el 1 de mayo de 1945, pocos meses antes del final de la Segunda Guerra Mundial, y con él murió un hombre al que sus adversarios políticos consideraron siempre un peligroso demagogo y un agitador de masas.

Durante su infancia, Goebbels sufrió una poliomelitis por la que tuvo que someterse a una intervención quirúrgica a los diez años, lo que le provocó una parálisis parcial en una pierna y le obligó a llevar una prótesis y unos zapatos especiales, lo que le impediría participar en la Primera Guerra Mundial. De este modo, su niñez y adolescencia estuvieron marcadas por los complejos causados por su enfermedad y por su cojera permanente. Hasta tal punto llegó a marcarle su mala salud, que Goebbels afirmó amargamente que se había convertido en un "lobo solitario", aunque esta soledad no le impidió tener numerosas amantes a lo largo de su vida.

Ascenso en el partido Nazi
Considerado un maestro de la manipulación, Goebbels aprovechó su infancia y su juventud para leer y formarse. Impulsado por un enfermizo narcisismo, necesitado de un constante reconocimiento dentro del movimiento nacionalsocialista (al que se había unido en la década de 1920) y dotado de una oratoria fluida y convincente, fue capaz de encandilar a todos los que le escuchaban con sus discursos cada vez más virulentos y racistas.

En 1926, el Partido Nacionalsolcialista Obrero Alemán le nombró líder del partido en Berlín. Con el populismo de sus discursos explotaba los miedos de la sociedad alemana, expandiendo el odio hacia lo extranjero y haciendo creer a todos que sólo una persona podía salvarles del desastre y la humillación que había significado la firma del Tratado de Versalles, que marcó el fin de la Primera Guerra Mundial. Ese salvador no era otro que Adolf Hitler. De este modo, y con un país a las puertas de una crisis sin parangón, se empezaron a dar los primeros pasos para que el Partido Nazi tomara las riendas.

Flamante ministro de Propaganda
Ya con Hitler en el poder, Goebbels fue nombrado ministro de Propaganda y de Información, cargo con el que se mantuvo fiel a las políticas que había propugnado en el NSDP (Partido Nacionalsolcialista Obrero Alemán). Fue en 1930, en un mitin, cuando Goebbels conoció a Johanna Maria Magdalena Behrend, una mujer divorciada que se había unido al partido unos meses antes, y con la que se casaría el 19 de diciembre de 1931 (el propio Adolf Hitler fue su padrino de bodas). La pareja tuvo seis hijos –unos años después, los pequeños serían víctimas de la terrible decisión sobre sus vidas que tomó su madre, Magdalena Goebbels, una decisión por la que sería tristemente recordada–.

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  • Goebbels, el temido ministro de Propaganda de Hitler ( recorded by Olafo ), Castilian Spanish

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    -- He leído mal dos partes sin querer, por lo que hay unos ligeros cambios. Lamento las molestias. Te los anoto a continuación --

    -- En el segundo párrafo no he dicho "mala salud", sino "salud" solamente --

    -- En el tercer párrafo no he dicho "enfermizo narcisismo", sino "enfermo narcisismo --

    Un día después de que Adolf Hitler se suicidara para no ser apresado, condenado, vejado y probablemente torturado, Joseph Paul Goebbels, el temido ministro de propaganda del Reich, hizo lo propio en el búnker de Berlín. Ocurrió exactamente el 1 de mayo de 1945, pocos meses antes del final de la Segunda Guerra Mundial, y con él murió un hombre al que sus adversarios políticos consideraron siempre un peligroso demagogo y un agitador de masas.

    Durante su infancia, Goebbels sufrió una poliomelitis por la que tuvo que someterse a una intervención quirúrgica a los diez años, lo que le provocó una parálisis parcial en una pierna y le obligó a llevar una prótesis y unos zapatos especiales, lo que le impediría participar en la Primera Guerra Mundial. De este modo, su niñez y adolescencia estuvieron marcadas por los complejos causados por su enfermedad y por su cojera permanente. Hasta tal punto llegó a marcarle su salud, que Goebbels afirmó amargamente que se había convertido en un "lobo solitario", aunque esta soledad no le impidió tener numerosas amantes a lo largo de su vida.

    Ascenso en el partido Nazi
    Considerado un maestro de la manipulación, Goebbels aprovechó su infancia y su juventud para leer y formarse. Impulsado por un enfermo narcisismo, necesitado de un constante reconocimiento dentro del movimiento nacionalsocialista (al que se había unido en la década de 1920) y dotado de una oratoria fluida y convincente, fue capaz de encandilar a todos los que le escuchaban con sus discursos cada vez más virulentos y racistas.

    En 1926, el Partido Nacionalsolcialista Obrero Alemán le nombró líder del partido en Berlín. Con el populismo de sus discursos explotaba los miedos de la sociedad alemana, expandiendo el odio hacia lo extranjero y haciendo creer a todos que sólo una persona podía salvarles del desastre y la humillación que había significado la firma del Tratado de Versalles, que marcó el fin de la Primera Guerra Mundial. Ese salvador no era otro que Adolf Hitler. De este modo, y con un país a las puertas de una crisis sin parangón, se empezaron a dar los primeros pasos para que el Partido Nazi tomara las riendas.

    Flamante ministro de Propaganda
    Ya con Hitler en el poder, Goebbels fue nombrado ministro de Propaganda y de Información, cargo con el que se mantuvo fiel a las políticas que había propugnado en el NSDP (Partido Nacionalsolcialista Obrero Alemán). Fue en 1930, en un mitin, cuando Goebbels conoció a Johanna Maria Magdalena Behrend, una mujer divorciada que se había unido al partido unos meses antes, y con la que se casaría el 19 de diciembre de 1931 (el propio Adolf Hitler fue su padrino de bodas). La pareja tuvo seis hijos –unos años después, los pequeños serían víctimas de la terrible decisión sobre sus vidas que tomó su madre, Magdalena Goebbels, una decisión por la que sería tristemente recordada–.

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