Isabel estacionó el coche frente a el edificio de apartamentos de Anita. Entró en el edificio y subió de prisa al apartamento de su amiga en el segundo piso.
Al entrar en el apartamento, Isabel oyó un ruido increíble, un ruido horrible, realmente.
—¡Dios mío!— exclamó Anita. —Es el coche de tu papá!—
Las chicas corrieron a la ventana.
Desde allí vieron un espectáculo desastroso:
¡Un automovilista acaba de chocar con el coche nuevo del Sr. Molina!
!Qué tragedia!
Isabel abrió la ventana, vio al conductor culpable y exclamó:
—¡Un momentito, señor! ¡Ud. acaba de chocar con mi coche! ¡Voy a bajar!
—!Señor, señor...!
Pero el conductor no oyó a Isabel y no la esperó. ¡Al contrario!
Al verla se fue muy de prisa.
—¡Válgame Dios!— exclamó Isabel. —¿Qué hago ahora?