Natural speed please
Todo parecia normal. Un día más en mi vida. Me levanté temprano por la mañana, alrededor de las 7 a.m. Viviendo en Montreal, a mediados de Junio ya se acercaba el inicio del verano. Estos días eran muy calurosos, me recordaban al clima tropical del caribe y esos lindos días de verano en Argentina.
Me conecté para hacer coworking con mi equipo de trabajo y juntos impulsamos un nuevo proyecto para uno de los negocios. En mi mente, y sobre todo, en mi corazón, otro proyecto latía fuerte y lo sentía tan listo para marchar, que jamás pensé que un día después mi vida habría cambiado.
Esa noche, buscaba información en internet, como siempre lo he hecho al momento de querer impulsar un proyecto. Fue algo que desconozco lo que me hizo llegar a un lugar mágico donde todas mis ideas estaban listas, dado que otras personas del mundo entero habían dedicado su tiempo en crearlo. Ellos estaban haciendo esto hace mucho tiempo atrás y todas sus energías llegaron hacia mi, para reunirlo en un lugar y transformar el mundo, ayudar y expandir las mentes de más personas.
Si vuelvo a contar esta historia, probablemente no me crean. Lo hermoso es cuantas personas sí confiarán y aprenderán que la vida se trata de dar primero y de querer compartir.