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David_B
1893 Words / 2 Recordings / 0 Comments
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Velocidad natural por favor. Este relato es de un curso de español de 1959. Por favor, aviseme si debo dividir esto en varias partes porque es un poco largo.

Feliz Coincidencia

Un grupo de jóvenes latinoamericanos, estudiantes de diferentes universidades en los Estados Unidos, esperaban en el aeropuerto Internacional de Miami la llegada del vuelo 823. Este era el avión que los iba a llevar a sus respectivos países en la América Latina donde iban a pasar sus vacaciones. Unos eran compañeros de escuela, otros se conocían antes y otros se conocieron ahí porque mientras esperaban el avión que venía atrasado hora y media, habían formado un grupo muy alegre cantando, contando chistes o cambiando impresiones sobre sus estudios.

A las siete y media, por fin, anunciaron por el altoparlante que el vuelo 823 estaba listo para despegar. Con gran prisa se levantaron todos y corrieron al avión para tomar los mejores asientos. Uno de ellos, que aunque iba con dos maletines, abrigo en el brazo, una cámara y una guitarra en el otro, fue el primero en subir al avión.

–Dispénseme, ¿está ocupado este lugar?–le preguntó a una chica muy bonita que estaba sentada en el asiento de alIado escribiendo una carta. Ella lo miró y, con un movimiento de la cabeza le indicó que no lo estaba, al mismo tiempo que quitaba un libro y otras cosas que había puesto allí. Él se sentó mientras sus compañeros la envidiaban la suerte que hahía tenido de sentarse al lado de tan linda muchacha. El avión despegó y diez minutos después volaba tranquilamente en dirección al sur. De vez en cuando el joven de la guitarra volvía disimuladamente sus ojos para admirar a aquella linda rubia de ojos azules y pensando en algún pretexto para entrar en conversación, pero ella, aparentemente, continuaba muy tranquila escribiendo su carta. Pero lo que el joven no sabía era que en su carta–que era para su mejor amiga y en la cual le contaba de las experiencias del viaje–en ese preciso momento le escribía lo siguiente: '...el de la guitarra está sentado a mi lado; es un muchacho muy guapo, de pelo y ojos negros y un bigote que le va muy bien. Supongo que es un estudiante que va a pasar las vacaciones a su casa, como lo deben ser todos los otros que vienen en este grupo. Hace rato me está mirando y como con ganas de conversar. Él debe estar creyendo que yo estoy tan ocupada escribiendo una carta muy importante, que ni me he fijado quien está sentado a mi lado...ja, ja... ¡Ay! ¡qué ganas tengo de oírlo tocar esa guitarra!

Parecía que el muchacho estaba leyendo lo que ella escribía porque no acababa ella de decirle eso a su amiga cuando tomó él la guitarra y se puso a tocar distraídamente unas notas. Ella lo miró con sorpresa y entonces él, pensando que tal vez la molestaba, dejó de tocar y le dijo:

–Perdóneme si la interrumpí–señorita.

–Al contrario–contestó ella–es que fue una coincidencia.

–¿Coincidencia de qué?

–No, nada, no importa, fue una coincidencia no más; siga tocando, por favor, a mi me encanta la guitarra–y puso la carta a un lado.

–El se puso a tocar y a cantar suavemente y, entre canción y canción, empezaron a conversar.

–Yo voy para Surlandia a reunirme con mis padres que ya hace un mes están allá–dijo ella y le explicó el trabajo que estaba haciendo su padre, el tiempo que pensaban quedarse a vivir allá, etc.

–Entonces Ud. debe ser Patricia, Patricia Phillips.

–¿Cómo lo sabe?–preguntó ella con gran sorpresa.

–Porque en una carta que recibí de mis padres, me contaban que cuando venían de Europa habían conocido en el barco a un señor Phillips y a su esposa, y que el señor Phillips iba como re¡resentante de una compañía que iba a poner una planta allá, y que tenían una hija muy bonita llamada Patricia, etc., etc. ¿Ve todo lo que yo sé de Ud.?–dijo riéndose.–Mi nombre es...

–No me diga–dijo Patricia sin dejarlo terminar–Ud. es Luis Alberto Valenzuela, estudiante de segundo año de medicina de la Universidad de Duke. Mi mamá también me escribió.–le dijo también riéndose.

El resto del viaje se les hizo muy corto. Continuaron conversando de sus vidas, de sus familias, amigos, de Surlandia, de los Estados Unidos, de las diferencias de costumbres entre los dos países, en fin, de todo aquello que les pareció de interés.

–¿Y qué piensa hacer Ud. en Surlandia, además de ir a fiestas, descansar y dormir?–preguntó Luis Alberto.

–Quiero estudiar también; tengo ganas de entrar al colegio y tomar algunos cursos que me interesan, especialmente literatura española y latinoamericana.

–Me parece buena la idea. Pero, mire, Patricia, permítame hacerle una pequeña corrección, y es que nosotros no decimos entrar al 'colegio', refiriéndonos a una universidad, como hacen Uds. Aquí, es decir, allá en Surlandia–continuó Luis Alherto–o en cualquier país latino 'colegio' representa para nosotros una institución de educación primaria o secundaria, nunca una universidad. Y ahora otra cosa, si Ud. entra a la universidad, no puede tomar un curso aquí y otro allá, como se puede hacer en las universidades norteamericanas. Si Ud. quiere estudiar literatura, tiene también que seguir otros cursos, tales como psicología, filosofía, latín, metodología, y muchas otras materias.

–Bueno, la filosofía no me importa mucho si hay que estudiarla, pero ¿por qué tengo que estudiar esas otras cosas si no me interesan?

–Porque en la universidad se entra directamente al estudio de una profesión desde el primer año. La literatura, por ejemplo, es parte de la profesión del maestro y si se quiere estudiar literatura, hay que matricularse en la Escuela de Pedagogía y, por lo tanto, es necesario tomar todas las otras materias que van incluídas en el programa de estudios de esta profesión, ¿entiende?

–Sí, cómo no–contestó Patricia–pero todavía hay algo que me tiene un poco confundida. Si uno pasa directamente de la escuela secundaria a la universidad para empezar a estudiar inmediatamente una profesión, esto quiere decir que el estudio de una profesión se hace en menos tiempo que en los Estados Unidos porque entonces no se necesitan los dos años de estudios preparatorios que son requeridos en las universidades de nuestro país.

–Hasta cierto punto tiene Ud. razón–replicó Luis Alberto–porque por ejemplo en México, la carrera de medicina se hace en cinco o seis años, no estoy seguro, mientras que en los Estados Unidos, como es el caso mío, se necesitan por lo menos siete u ocho. Sin embargo, estos siete u ocho años incluyen los dos de estudios preparatorios que Ud. ha mencionado y cuyo propósito es el de darle al estudiante una cultura general al mismo tiempo que se le prepara y se le da tiempo de elegir la profesión que él quiere seguir. Aquí, entonces, tenemos las diferencias básicas entre la educación secundaria de los Estados Unidos y la nuestra. Nosotros seguimos el sistema europeo de educación y, por lo tanto, los estudios en la escuela secundaria o superior, como también se le llama, son mucho más intensivos que los de Uds. Mientras Uds. toman alrededor de cinco materias cada año, nosotros debemos tomar de diez a quince; un año típico puede incluir materias como castellano, matemáticas, física, geografía, historia, ciencias naturales, literatura, inglés, francés, música, educación cívica, educación física, y otras más. El propósito de esta educación secundaria, según el sistema europeo, es de darle a cada estudiante un conocimiento general de las humanidades. Por lo menos teóricamente, se cree que con este sistema se le da a una persona una idea general del mundo, de las ciencias y del arte, y la especialización viene después en la universidad. Podríamos decir que nuestros estudios secundarios son una combinación del 'high school' y de los dos primeros años del 'col1ege' en los Estados Unidos. Por eso, después de terminar en la escuela secundaria obtenemos el título de bachiller y estamos preparados para entrar directamente al estudio de una profesión en la universidad.

–Muy interesante todo esto–dijo Patricia–pero entonces yo no entiendo por qué Ud., habiendo obtenido su titulo de bachiller en Surlandia, tuvo que tomar esos dos primeros años de 'college' en Duke.

–Porque, desgraciadamente, la mayoría de las universidades en los Estados Unidos no aceptan ese título como equivalente de esos dos años.

–Entonces, ¿por qué no estudió medicina en Surlandia, o es que no tienen Escuela de Medicina allá?

–Sí la tenemos, y es muy buena. Lo que pasa es que yo quería estudiar en los Estados Unidos por varias razones: el inglés y el prestigio de ser graduado de una universidad de tan alta reputación como es Duke. Y hay otras ventajas, como los 'dates'–dijo Luis Alberto sonriéndose.

–¿Ah, sí?–contestó Patricia.–Por lo visto le gustó mucho la vida allá. A propósito, tiene que explicarme eso de los 'dates' en Surlandia. Pero, hablando en serio, quisiera saber que debo hacer yo, entonces, para entrar a la universidad sin tener el titulo de bachiller. No me importa matricularme en la Escuela de Pedagogía pero ¿cómo hago?, si apenas soy graduada de 'high school'.

–Yo creo que tiene que pasar un examen para obtener el título de bachiller.

–¿Sobre todas las quince o más materias que me ha mencionado? Sería algo imposible para mí–exclamó Patricia desilusionada.

–Para entrar a la Escuela de Pedagogía tiene que presentarse solamente en castellano, historia de Surlandia, historia general, una lengua extranjera–en eso no tiene problema porque puede presentarse en inglés–filosofía, educación cívica y tal vez alguna otra que no recuerdo.

–El inglés no me preocupa, lo que me preocupa es el castellano porque, aunque sé bien la gramática, me cuesta mucho hablarlo. Tambiénla historia de Surlandia y esa otra cosa que Ud. no recuerda.

–Lo que podemos hacer es lo siguiente: cuando llegue allá–le dijo Luis Alberto–puede ir a ver a Mr. Mason, el director de la Escuela Americana de Las Palmas. Él es muy amigo de la familia y mi padre puede hablarle para darle detalles y decirle exactamente lo que debe hacer. Si Ud. quiere yo puedo ayudarla a prepararse para esos exámenes.

–Muchas gracias, encantada–respondió ella sonriendo.

Y así Luis Alberto y Patricia continuaron conversando durante el resto del viaje, con tanto interés y tan contentos que, como dijimos antes, el viaje se les hizo demasiado corto. Por fin aterrizó el avión en el aeropuerto de Las Palmas y allí estaban sus respectivas familias esperándolos.

1 ¿Qué hacía ese grupo de jóvenes en el aeropuerto?
2 ¿Por qué corrieron al avión?
3 ¿Dónde se sentó Luis Alberto?
4 ¿Cómo era él?
5 ¿Cómo empezó la conversación entre ellos?, es decir ¿cuál fue el pretexto?
6 ¿Por qué fue una coincidencia el haberse sentado juntos?
7 ¿De qué conversaron?
8 ¿Cuál es la diferencia entre la educación secundaria en los Estados Unidos y Surlandia?
9 ¿Qué título se puede obtener después de terminar uno los estudios secundarios en Surlandia?
10 ¿Cuáles son algunas de las materias que se estudian en la escuela superior?
11 ¿Cuál es el propósito de la educación secundaria, según el sistema europeo?
12 ¿Por qué toma más años la carrera de medicina en los Estados Unidos que en Surlandia?
13 ¿Por qué, si esa carrera se hace en menos tiempo en Surlandia, se fue Luis Alberto a estudiar a los Estados Unidos?
14 ¿Por qué tenía Patricia que tomar otros cursos en la Escuela de Pedagogía, si sólo quería tomar uno de literatura?
15 No siendo ella bachiller, ¿qué tenía que hacer para poder matricularse en esa escuela?

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